Las bebidas
espirituosas son bebidas alcohólica obtenidas por la destilación de materias
primas agrícolas, su contenido alcohólico proviene de la destilación de
cereales, frutas, frutos secos y otras materias primas. Según la legislación de
la Comunidad Europea, que es una de las que más se preocupan por este tipo de
bebidas, las bebidas espirituosas con destinadas al consumo humano con un grado
de alcohol mínimo del 15% y una características organolépticas definidas.
Se obtienen
por medio de la destilación, con aromas o no, de productos naturales fermentados
o previamente macerados en sustancias vegetales, con la posibilidad de ser
adicionados con aromas, azucares, otros edulcorantes u otros productos
naturales.
La destilación,
método con que se elaboran etas bebidas, es el proceso por el cual se obtiene
el “espíritu” de los granos o de los frutos; método bien conocido desde el
antiguo Egipto, donde aparece la primera referencia sobre la destilación, obra
del médico árabe Abul Kasim. Además
mediante la destilación, no sólo concentramos el alcohol, sino que eliminamos
impurezas de muy distintos tipos que podrían producir sabores desagradables.
Tenemos entre
las bebidas espirituosas: la ginebra, al vodka, el anís, el brandy, aguardiente
de vino, el ron, el whisky, licores, el orujo, entre otras. Todas con diferentes aromas,
sabores, colores, texturas, pero todos con el alma de la naturaleza que nos
regala sus amores en forma líquida.
El consumo
inicial de estas bebidas, nos transforma, se nos relaja el cuerpo y nos invade
la alegría. Es la posesión del alcohol sobre el cuerpo y nuestra voluntad.
La primera
fase es de euforia y excitación, que es la más recomendable, donde el espíritu del
regocijo nos hace presa de sus encantos; la desinhibición y la conducta compulsiva nos acompañan, en
fin la pura cosa bonita.
Pero el espíritu
de las bebidas es muy celoso y nos brinda sus amores con moderación, ya que el
abuso de ellos nos trastorna; yendo desde una fase hipnótica o de confusión,
donde la irritabilidad, la agitación, la somnolencia, nauseas y vomito se
pueden hacer presentes, y si seguimos forzando podemos llegar a un etapa anestésica
o de estupor y coma, con una disminución marcada de la conciencia y del tono
muscular, acompañada de la incontinencia de esfínteres y dificultad para
respirar. Y como toda posesión, si las cosas se llevan al límite, aquel espíritu
juguetón se convierte en un demonio que inhibe el centro respiratorio
provocando un paro cardio-respiratorio y la muerte posterior.
La naturaleza
nos da su alma es muy diversas formas para ser disfrutada, pero también nos
quita la nuestra si abusamos de ella.
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