lunes, 30 de enero de 2012

Del día de la Candelaria o del día del tamal


Inicialmente la fiesta de la Candelaria o de la Luz tuvo origen en Oriente con el nombre de “Encuentro”, posteriormente se extendió a Occidente, llegando a celebrarse en Roma con carácter de penitencial alrededor del siglo VI. La verdad no se me la fecha exacta pero alguien me conto que era por esos siglos.

El 2 de febrero se recuerda al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús ante el Templo de Jerusalén (Lc 2:22-39) y la purificación de la Virgen María después del parte, para cumplir con el Antiguo Testamento (Lev. 12:1-8).  La fiesta tienen varios nombres conocidos: la presentación del Señor, la purificación de María, la fiesta de la Luz, y la fiesta de las Candelas; Cristo la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo viene a iluminar a todos como la vela o las candelas, de donde se deriva el nombre de la Candelaria.

En el mundo indígena, en México, el ciclo de purificación y penitencia inicia con la fiesta de la Candelaria, continúa con el carnaval, la cuaresma y la Semana Santa. Se sabe que la siembra y las estaciones del año marcan la vida religiosa, social, comercial y cultural de los pueblos.

La tradición prehispánica establecía  para fechas cercanas al 2 de febrero se debía llevar tamales cuando se rendía culto a Tláloc, a Chalchiuhtlicue (dioses del agua) y a los tlaloques (ayudantes del primero), quienes derraman su lluvia sobre la tierra asegurando así las buenas cosechas; de ahí la costumbre de las personas que durante la partida de la Rosca de Reyes les toca el “niño” pagar con tamales y convertirse en padrinos de Niño Dios. Tal festividad se asocia e integra a la celebración católica que también se hace coincidir con la fertilidad de la tierra y los beneficios del agua.

La idea prehispánica era llevar el fruto de las bendiciones de los dioses, en este caso a través del maíz presentado en forma de tamal; que es muy similar a la Presentación del Niño Jesús, al bendecirnos Dios con el Hijo que se transforma en el fruto de sus bendiciones para el hombre. No es difícil que se adoptara tal tradición.

En México aparte de los tamales, la cena de la Candelaria se acompaña de chocolate espumoso o atole de diversos sabores. Es para  añadir más calorías de las que ya tienen los tamales, pero es indispensable acompañarlos con tales bebidas. De otra manera no estaría completa la tradición.

Y estando a unos días de la celebración de la Luz, a los que tuvimos la fortuna de que nos tocara el “niño”, pues hay que honrar nuestra palabra y a levar tamales suficientes para levantar el Nacimiento y dar por terminadas las fiestas decembrinas, aunque ya sea febrero.  

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