A medida que pasa el tiempo es
inevitable no ver los estragos de la edad en el cuerpo, no se trata de cómo se
sienta uno, sino de cómo el cuerpo empieza a tomar la forma que mas quiere. Al
igual que las mujeres también la ley de gravedad hace su función en el cuerpo
de un hombre.
Uno de los primeros rasgos que se
puede notar en un espécimen masculino de homo sapiens es el síndrome de chichi
de gorila caída; si aunque usted no lo crea algo empieza a aflojarse y la primera
acción es comprar alguna faja o camisetas una talla más chica, para que eso no
parezca la danza de las gelatinas decoradas.
El siguiente padecimiento es la panza
de perro parada, tenga usted la amable atención de imaginar a los perritos de
circo saltando de un lado a otro, bueno así es como se ve la barriga de un
hombre una vez que pasa los cuarenta y si aparte uno le pone duro al jugo de
cebada todos los fines o por lo menos de vez en cuando, en vez de parecer panza
de perro va a parecer panza de yegua parada. Aquí verán que las fajas o las
camisetas entalladas surten algo de efecto, no es el ideal, pero medio ayuda a
mantener todo en su lugar. La faja, aunque no milagrosa, si puede ayudar a
resolver o mitigar estos efectos.
Nalgas de león chicoteado es a
continuación lo que padecen los hombres con el paso del tiempo. Nada mas tenga
la bondad de visualiza un león de circo en su jaula con el domador; los leones
de por si no son muy amplios de glúteos, y más cuando las tienen que esconder
para que el látigo no los alcance y les haga daña a tan noble porción del
cuerpo.
Paso de tortuga de las Galápagos; a
medida que el cuerpo humano avanza, no lo hacen así las piernas. Empieza de
manera poco perceptible pero se comienzan a dar pasos cada vez más cortos de
los que usualmente se hacían, el andar es un poco más lento y al término de
unos cuantos años hasta parece que uno va caminando con un caparazón en la
espalda. Si por casualidad ya te encuentras monedas en el piso más seguido que
antes, es que ya empiezan los síntomas.
Corazón de pollo infartado, es un hecho
que con los años el hombre aunque se crea muy hombre, va volviéndose más
sensible ante las situaciones. Y aparte de esto tiene la sangre de marrano por
tanto colesterol en su torrente sanguíneo, una emoción fuerte puede tener consecuencias
no muy agradables.
El escroto que recubre los testículos pierde
turgencia y se vuelve flácido, y esto nos da el padecimiento de huevo de
elefante bailarín; aunque no es muy incomodo, uno siente como aquellas cosas
vuelan de un lado a otro con toda la libertad que antes no tenían.
Ojos de pescado en los pies, por no
considerar en años anteriores la necesidad de hacerse un tratamiento considerándolo
que esas cosas nada mas son para mujeres y que no van con uno de mancho.
El rostro se empieza a agrietar alrededor
de los ojos y es cuando aparecen las famosas patas de gallo, un poco de crema
durante en las noches puede que mitigue el efecto, pero eso lo deberíamos de
haber hecho ya hace mucho tiempo y no cuando tenemos el problema encima.
Uno con los años se vuelve todo un
circo o un zoológico pendiendo de cómo lo vean. Lo mejor es ponerse las pilas,
hacer ejercicio, dejar malos hábitos, comer sano bueno lo que sea que eso
signifique.
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