miércoles, 11 de enero de 2012

De los cuarenta o del circo humano


A medida que pasa el tiempo es inevitable no ver los estragos de la edad en el cuerpo, no se trata de cómo se sienta uno, sino de cómo el cuerpo empieza a tomar la forma que mas quiere. Al igual que las mujeres también la ley de gravedad hace su función en el cuerpo de un hombre.

Uno de los primeros rasgos que se puede notar en un espécimen masculino de homo sapiens es el síndrome de chichi de gorila caída; si aunque usted no lo crea algo empieza a aflojarse y la primera acción es comprar alguna faja o camisetas una talla más chica, para que eso no parezca la danza de las gelatinas decoradas.

El siguiente padecimiento es la panza de perro parada, tenga usted la amable atención de imaginar a los perritos de circo saltando de un lado a otro, bueno así es como se ve la barriga de un hombre una vez que pasa los cuarenta y si aparte uno le pone duro al jugo de cebada todos los fines o por lo menos de vez en cuando, en vez de parecer panza de perro va a parecer panza de yegua parada. Aquí verán que las fajas o las camisetas entalladas surten algo de efecto, no es el ideal, pero medio ayuda a mantener todo en su lugar. La faja, aunque no milagrosa, si puede ayudar a resolver o mitigar estos efectos.

Nalgas de león chicoteado es a continuación lo que padecen los hombres con el paso del tiempo. Nada mas tenga la bondad de visualiza un león de circo en su jaula con el domador; los leones de por si no son muy amplios de glúteos, y más cuando las tienen que esconder para que el látigo no los alcance y les haga daña a tan noble porción del cuerpo.

Paso de tortuga de las Galápagos; a medida que el cuerpo humano avanza, no lo hacen así las piernas. Empieza de manera poco perceptible pero se comienzan a dar pasos cada vez más cortos de los que usualmente se hacían, el andar es un poco más lento y al término de unos cuantos años hasta parece que uno va caminando con un caparazón en la espalda. Si por casualidad ya te encuentras monedas en el piso más seguido que antes, es que ya empiezan los síntomas.

Corazón de pollo infartado, es un hecho que con los años el hombre aunque se crea muy hombre, va volviéndose más sensible ante las situaciones. Y aparte de esto tiene la sangre de marrano por tanto colesterol en su torrente sanguíneo, una emoción fuerte puede tener consecuencias no muy agradables.

El escroto que recubre los testículos pierde turgencia y se vuelve flácido, y esto nos da el padecimiento de huevo de elefante bailarín; aunque no es muy incomodo, uno siente como aquellas cosas vuelan de un lado a otro con toda la libertad que antes no tenían.

Ojos de pescado en los pies, por no considerar en años anteriores la necesidad de hacerse un tratamiento considerándolo que esas cosas nada mas son para mujeres y que no van con uno de mancho.

El rostro se empieza a agrietar alrededor de los ojos y es cuando aparecen las famosas patas de gallo, un poco de crema durante en las noches puede que mitigue el efecto, pero eso lo deberíamos de haber hecho ya hace mucho tiempo y no cuando tenemos el problema encima.

Uno con los años se vuelve todo un circo o un zoológico pendiendo de cómo lo vean. Lo mejor es ponerse las pilas, hacer ejercicio, dejar malos hábitos, comer sano bueno lo que sea que eso signifique. 

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