domingo, 2 de octubre de 2011

Del recuerdo o lo que decía mi abuela

“Criatura del señor, chamaco, agarra un chipiturco y póntelo, no ves que está haciendo frío.” Eso solía decirme mi abuela cada vez que salía de la casa. Para los que no conocen un chipiturco es como un capirongo, nada más que más ligero que el anterior. Esto me lo decía obviamente cuando hacía frío, cuando hacía calor, no me decía nada. Y agregaba al final “tapate la cabeza, no vez que las enfermedades entran por la cabeza. Te va entrar un enfriamiento.”

Todas las abuelas tienen palabras muy especiales para definir los objetos cotidianos. Y no solamente existían los chipiturcos y los capirongos, también había mañanitas, quesquémiles, pachminas, chalinas, caperuzas, rebozos, sarapes, capotes, gabanes, abrigos, capas, gabardinas, sobretodos, sacos, blazer y creo que hasta talegas. ¿Dónde están las diferencias? Manga corta, manga larga, manga tres cuartos, sin manga, con gorro, sin gorro, sin ojales, con ojales, 3 botones, 2 botones, sin botones, abierto, cerrado, tejidos, bordados, etc. En fin, solamente ella sabía que cosa era cada cual, creo que también los clasificaba por textura, telas, colores y hasta por temporada Otoño-Invierno o de entretiempo.

MI abuela tenía gafas para el sol y sus anteojos para poder leer o ver la televisión. Le gustaba sentarse cerca de quicio de la puerta en el zaguán de la casa a tomar el sereno, esto la hacía por las tardes antes de recogerse a descansar. De su bolsa siempre sacaba un colorete para no verse tan pálida y de daba sus pellizcos en los cachetes poniéndose algo de rubor y yo sabía que guardaba un retrato de mi abuelo ahí dentro. Si algo necesitaba ella pedía que la asistieran. Esculcaba en su ropero para encontrar lo que le había despistado. Decía que sus nietos se recibían de licenciados o ingenieros. Creo que todavía tenía una bacinica guardada. Le toco planchar con planchas de fierro. Nos mandaba a la miscelánea a traer capiruchos de verduras o tal vez un cucurucho de azúcar. Si no quería que alguien viera algo hacíamos covachita y así naiden se enteraba. Por muchos años ella te atizo al fogón para hacer la comida, para que le pudiéramos hincar el diente a las viandas humeantes. Ella luego cortaba la ramera de los arboles, para que florecieran mejor.

Todavía recuerdo haber ido a la botica a surtir la receta que el facultativo le había entregado a mi abuela. “No se te olviden las sales, por eso del soponcio, o que a alguien le vaya dar un válgame”. Siempre con su carraspera que el producía el oguio.

Nos enseño a jugar a la matatena, el bebe leche o al avión, la lotería, bote pateado, escondidillas, a la pita cocha, a las estatuas de marfil, a doña Blanca, a la ronda de San Miguel, al bríncate burro, a las cebollitas.

Desde endenantes la vida fue harto diferente a como la concebimos. No eran los mesmo tiempos de la hoy.

Falleció ya de edad y con ella se fueron más que recuerdos, se desvanecieron vivencias, se rompió el eje de la familia, no regresaran recetas de cocina y ni remedios para la gripa y el empacho. Ya no tengo a ninguno de mis abuelos, pero si tengo muchos de sus recuerdos.

1 comentario:

  1. Yo desafortunadamente no tuve la oportunidad de conocer a mi abuelita, pero mi abuelo, que si no lo conoci,jeje; tambien tenia muchas palabras que siempre tenia que andar preguntando que significan.

    ResponderEliminar