domingo, 9 de octubre de 2011

Del momento oportuno o de la fe rota

Según la señora que me dio catecismo cuando apenas era un niño como de siete años, la definición de fe es: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de los que nos se ve.” Hebreos 11:1. Al día de hoy pienso ¿si de verdad le entendí? O ¿solamente memorice una frase por cuestiones prácticas? Al fin y al cabo el sacerdote que iba a oficiar la misa de primera comunión me iba a preguntar esto y más. Debo de confesar que iba un poco temeroso del posible interrogatorio, todavía no entendía muy eso de la “mujer del prójimo”, suponía que era como robarle la cocinera al vecino, ¿quién sabe?
Y en un raro momento de agobio matutino, esculcando en mis viejos cuadernos de apuntes me encontré son lo siguiente; no recuerdo bajo qué condiciones lo escribe y tampoco recuerdo porque lo escribí:
“Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
Un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.“ (Eclesiastés 3, 1-8)
Aunque no puedo negar que el hecho de pensar de que existe un tiempo para todo, me da certeza de que todo en este mundo tiene sus tiempos que por alguna razón solo Dios sabe y entiende.
Pero no me dejo de cuestionar, como el niño de siete años, ¿Cuál es el tiempo? ¿Cuándo se va a dar el evento? Mi padre confesor decía que pensaba mucho, que dejara las cosas divinas para el Señor, que había misterios que solo con el tiempo podríamos entender y que todo sería revelado según las escrituras. Me quede igual de cómo empecé hace más de 30 años.
O como diría mi hermano, “Buscas cosas terrenales fuera de este mundo”. Muy de seguro tienen razón, se me hace que me preocupo mucho por cosas que están realmente fuera de mi entender. Por hoy dejare todo como esta y que el mundo ruede. Hoy no es buen día para cuestionar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario