viernes, 28 de octubre de 2011

De la Llorona o de la otra historia

A través del tiempo cercano a la fecha de Día de Muertos, escucho cada vez más y más la leyenda de la Llorona. Historia que más de un país, en más de una época, y más de un autor reclama su autoría. Así que me di a la tarea de preguntar e investigar un poco. Preguntado a gente adulta, leyendo algún libro y revisando algunas páginas del internet. Exponga las historias más recurrentes, pero al final yo doy mi versión, algo que yo viví hace mucho allá en mi pueblo.

La versión original de la leyenda es de origen mexicana (eso decimos nosotros. También decimos que Robín Hood es una copia de Chucho el Roto). Y narra que esa mujer era la diosa Cihuacátol, vestida con ropas de cortesana precolombina y que el tiempos de la Conquista de México; gritaba “¡Oh, mis hijos!, ¿Dónde os llevaré para que no acabéis de perder?”. Lo curioso es que hablara castellano, pero bueno. Otra versión mexicana dice que es el alma de la Malinche penando por haber traicionado a su pueblo.

Diferentes versiones relatan la tragedia de una mujer ostentosa y codiciosa que al enviudar perdió su riqueza y por la miseria ahogo a sus hijos; otra versión cuenta que una joven enamorada murió un día antes de casarse; otra explicación es que una esposa muerta que falleció en ausencia de su marido, regresa por las noches a darle un beso de despedida. Ahora existe la versión contrario donde una mujer fue asesinada injustamente por su marido y aparece para lamentar su propia muerte, confesar su inocencia y asustar al marido.

La última versión que encontré fue la una madre soltera con 2 hijos se enamora de un hombre en un baile; pero un día le dijo que se iba de viaje y ella le pregunto cómo podía hacer que él se quedara, el perverso individuo le contesto que matara a sus hijos (todavía no entiendo la relación del viaje con quedarse con matar a los hijos) y ella bajo la influencia del amor, asesino a sus hijos para darse cuenta más tarde que él la engañaba con otra mujer. De ahí su remordimiento, por eso en la noches grita ¡Ay mis hijos!

Todas coinciden en que es una mujer y siempre cerca de un cuerpo de agua.

Pero hay una versión que nadie me la dijo, sucedía todas la noches de luna llena. Erase una vez en mi pueblo, no había luz eléctrica todavía, por la noche se oía el quejido de la Llorona. Eso nos decían los adultos para que no nos fuéramos a jugar de noche allá por la enramada junto a los pinabetes. Como no existían las casas de citas, burdeles, moteles de paso o cuartos de alquiler, los mayores libidinosos se iban a lo obscurito para hacer sus cochinadas, por eso en las noches se oían los quejidos o gimoteados o gemidos, pero nunca de dolor. Cuenta la leyenda que una noche, unos hermanitos no se aguantaron las ganas de ver a la Llorona y fueron a investigar, para su sorpresa a la que vieron fue a su mamá con un fulano que no era su padre. Al verse la señora sorprendida por sus retoños lo único que dijo fue ¡Ay mis hijos! Los pobres niños muertos del miedo fueron de inmediato a su hogar y le contaron a su padre lo sucedido; a la mujer casquivana, a ella, se le apareció el diablo en su casa.

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