El Canal
de la Perla es una bóveda subterránea revestida de ladrillo, que se
encuentra en el centro histórico de la ciudad de Torreón, Coahuila,
México, en mi pueblo natal.
Este túnel subterráneo de 1200 metros se prolonga por
las avenidas Morelos, Juárez, Hidalgo e Iturbide (ahora Venustiano Carranza) y
cruza por las calles: Ramos Arizpe, Juan A. De la Fuente, Zaragoza, Valdez
Carrillo, Cepeda, Rodríguez, Acuña, Blanco, Falcón, Treviño, Ildefonso Fuentes
y Leona Vicario haciendo un corte diagonal a esa área. Formaba parte del tajo
de la perla con una distancia total de 12.5 kilómetros creado hacia 1893 para
ser utilizado como canal de riego. Este canal formo parte de una red de
irrigación que transportaba agua del Río Nazas hacia el oriente de la ciudad.
El canal de la Perla lleva su nombre por regar las tierras de la Hacienda la
Perla, este canal de riego fue un brazo del Canal Torreón que junto con el
Canal La Concha tomaban su caudal del propio Rio Nazas y su trayectoria es la
del actual Boulevard Independencia. Posteriormente con el crecimiento de la
ciudad de Torreón el canal o Tajo la Perla se fue embovedando y paso de ser
canal de riego a ser utilizado como drenaje pluvial y de aguas negras, fue
redescubierto en el año 2003 por la Dirección de Obras, que le dio un uso
Historico-Turistico. Actualmente está abierto al público.
Una leyenda que acompaña a este Canal de la Perla es
la de “La Cubana”. Erase el año de 1906, a la región la azotaba una epidemia
conocida como “la viruela negra”. Era
tal su magnitud de infestación que los enfermos eran desahuciados y muchas
veces eran enterrados vivos para evitar su propagación.
Una
mujer, apodada por su origen como “La Cubana”, encantaba a todos aquellos
hombres con su belleza, cada vez que la veían en un conocido burdel de la zona
Alianza de Torreón. Vendedora de amor y de caricias, fue el deleite de más de
uno de los hombres de sociedad en aquella época.
Cuenta
que la Cubana era un portento de señora, caracterizada por aquella alegría y pasión
de las féminas que se criaron en las aguas del Caribe. Dicen que era una mujer
mestiza, que era de una mezcla de raza, de tez morena y cabello rizado. Hibrido
de la especie femenina que sabía hacer maleficios y una que otro hechizo de
amor. De ojos cautivadores y turgentes y mas que prominentes accesorios
corporales que la hacían ser amada por los hombres y odiada por las mujeres.
La
tragedia llego a la vida de la Cubana cuando la viruela negra la ataco. Ante el
temor de ser contagiados, los clientes dejaron de asistir a la casa de mala
nota donde las caricias eran expedidas al mejor postor. La dueña del lugar,
mujer perversa y metalizada, opto por sepultar viva a su mejor meretriz. Cuenta
la leyenda que su cuerpo en vida fue lanzada al Canal de la Perla para que sus
restos mortales no fueran encontrados jamás.
Su
ausencia se hizo notar, pero como todo, el tiempo paso y el recuerdo de tan
hermosa mujer se fue borrando. Pero una noche, según se cuenta, a las afueras
de la una cantina llamada “La Feria”, justo donde las conocidas calandrias
esperaban a sus clientes, una mujer vestida de negro con el rostro cubierto
subió a una de ellas, solicitando la llevaran al Panteón Municipal número I,
ubicado en la colonia Nueva Rosita, alegando que vivía en tal campo santo.
Otros
dicen que la han visto vagando por el Canal de la Perla, esperando a ser
rescatada, esperando a su siguiente cliente para apresarla con su amor; rezando
por que su cuerpo sea encontrado y sepultado, para así obtener el descanso
eterno.
La
verdad no tengo idea lo que sucedió. Esto me lo contaron y así mismo lo digo Yo.
Pero si alguna vez visitan Torreón, visiten el Canal de la Perla, tal vez y solo tal vez, tienen la suerte de
toparse con la “Cubana” y devolverle
algo de amor.
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