Hoy no es mi intención
o por lo menos así lo pensé a la hora de despertarme y pensar en que podría escribir
hoy, no fue mis ganas de escribir sobre la muerte ni ningún tema relacionada. En
los últimos días o muy frecuente en estos tiempos el tema de la muerte mi ha
rondando por la mente. A veces con intención de mera reflexión o a veces solo
por pensar.
Pensaba en la
muerte de todos y de todo o de cómo puede
afectar mi vida la muerte de un ser querido; y mas que la muerte, la
ausencia, la falta de presencia de alguien es lo que realmente duele. Por lo
menos eso creo o eso creo haber sentido, ya no lo sé.
Al pensar en
la muerte siempre me surge la idea de mi propia muerte. Al final no me pongo de
acuerdo conmigo mismo en que es lo que voy hacer; concluyo lo mismo, si estoy
muerto, no tengo nada que hacer ya. Otro cuestionamiento es el de la vida después
de la muerte o la vida después de la vida o el despertar a otra vida; en eso todavía
no me pongo de acuerdo conmigo mismo, como que no entro en razón, a veces creo
que si hay algo mas, otras veces no creo en nada y muchas más no se qué pensar.
Hoy, de manera
inevitable voy a asistir a un funeral de un pariente cercano. ¿Y qué voy a
decir? Nunca sé lo que debo de decir, nunca encuentro las palabras adecuadas o
propias. Eso de que “lo siento mucho” no se escucha muy consolador. Peor aun
cuando dicen eso de “no somos nada” y cosas por el estilo.
Creo que voy
hacer y decir lo mismo que las veces anterior, no voy a decir nada. En el
momento no hay palabras que puedan reconfortar y la verdad creo que hacer pasar
a la familia por el via crusis de decir a todos “Muchas gracias” y tener que
dar explicaciones a todos de la razón del fallecimiento es algo totalmente
innecesario.
El no decir
nada, es decir algo. Por lo menos es no fastidiar con preguntas o comentarios
que por más bien intencionados que estén, nunca encuentro la razón de decirlos.
No decir nada implica una complicidad silenciosa que con el mero cruce de
miradas puede entablarse esa interconexión muda y esa empatía en el dolor.
Mi preocupación
mayor no es por la persona que fallece, sino por las condiciones, que
usualmente son malas en lo sentimental por lo menos, a sus gentes más cercanas.
Todos somos importantes y jugamos un rol en esta vida, pero la vida sigue
siendo cruel e injusta; la vida sigue como siempre.
En la
maquinaria del movimiento cada uno representa un diente del engrane, no tengo
la repuesta de si el diente es remplazado cuando llega a faltar, o el maquina
sigue andando, algo defectuosa, algo atrofiada pero sigue su eterno caminar.
Una vida se va
hoy, como paso ayer y como sucederá mañana. Otra vida nace hoy, como paso ayer
y como sucederá mañana.
Ahora esto de
la muerte, no le hagan tanto caso. A todos nos llega, a todos nos afecta.
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