sábado, 3 de marzo de 2012

De la corbata o de un nudo en la garganta.


La historia de la corbata se remonta a unos cuantos cientos de años en el pasada; aunque no se tiene una fecha exacta de su nacimiento, se calcula que fue hacia el año 1660 de nuestra era, en la contienda entre el regimiento Croata y Turquía. El ejercito del imperio Austro-Húngaro, en una de sus visitas a París en que se presentaban como héroes ante su Majestad Luis XIV ( personaje reconocido por su buen gusto en el vestir y los pañuelos), los oficiales portaban al cuellos unos pañuelos de colores.

Estos pañuelos de colores parece que provenían de los oradores Romanos. Se los ponían en el cuello para calentar y cuidar sus cuerdas vocales. El caso es que le gustaron a Luis XIV que diseño para el regimiento real un pañuelo con la insignia Real y al cual se le denominó Cravette, proveniente del vocablo Crabete, que significa Croata. Al regimiento se le conoció como el Royal Cravette.

Pronto la idea se extendió y cruzo el canal para hacer eco en Inglaterra. Al principio no era muy común ver al frente con un trozo de tela al cuello, pero la idea fue madurando poco a poco.

En sus inicios no había un patrón determinado de texturas, tipos de tejidos y estampados, y no se tenía un regla a seguir en el uso de tal prenda, así que se podía ver con borlas y cordones y de infinidad de tamaños.

Aunque a la fecha muchos historiadores y no historiadores predecían la desaparición de la corbata, porque no tiene sentido llevar un “trozo de tela al cuello”, la corbata ha perdurado hasta nuestros días; pasando a ser un signo distintivo entre las clases más acomodadas. El desgastado valor estético que se le atribuyen los diseñadores no parecería tal. La corbata realza el uso de la camisa y destaca la verticalidad del cuerpo; además de añadir estilo, elegancia, color y textura a la austera camisa.

Un buen traje, aunque se note su calidad, no luce tanto sin corbata, como vistiendo una elegante corbata de seda con un nudo tipo Windsor, por ejemplo.

En la actualidad las corbatas están muy estandarizadas, aunque aun se pueden encontrar en varios países del mundo variantes regionales de esta prenda. Las medidas habituales de una corbata actual varían en los 130 a 150 cms.

Aparte de elegante la corbata puede reflejar de forma bastante precisa la personalidad de un hombre, según el sociólogo Hacer Diecs. En función de los colores utilizados, estampados, e incluso el nudo, nos puede dar una "pista" sobre aspectos básicos de su personalidad.
La persona puede reflejar en este complemento su estado de ánimo, su carácter... puede revelar mucho más de lo que nos podemos imaginar

Mucho camino recorrido para un simple trapo amarrado al cuello sin función real aparente.

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