jueves, 24 de mayo de 2012

Del paraíso o Adán y Eva


Adán y Eva comieron el fruto del Árbol del Bien y del Mal

Y es que el Señor se los había prohibido. ¿Qué otra cosa  podían hacer ellos más que comerlo?

El Señor, irritado, los expulsó del Paraíso.

Tan pronto salieron del Edén el hombre descubrió que era hombre, y la mujer descubrió que era mujer.

Se amaron, por lo tanto.

Pasados unos días el Espíritu le preguntó al Señor:

-¿Extrañan Adán y Eva el Paraíso?

-No –respondió el Señor algo molesto-. Ellos ya se inventaron su propio paraíso.

La forma de ver la vida es la forma de cómo la vivimos.  Sin la compañía del ser amado cualquier paraíso seria un infierno.

En alguna otra ocasión un alemán, un francés, un inglés y un mexicano comentan sobre un cuadro de Adán y Eva en el paraíso. El alemán dice: 

"Miren que perfección de cuerpos, ella esbelta y espigada, él con ese cuerpo atlético, los músculos perfilados... deben de ser alemanes." 

Inmediatamente el francés reaccionó: 

"No lo creo, es claro que el erotismo que se desprende de ambas figuras, ella tan femenina, él tan masculino, saben que pronto llegará la tentación, deben de ser franceses." 

Moviendo negativamente la cabeza el inglés comenta: 

"Para nada, noten la serenidad de sus rostros, la delicadeza de la pose, la sobriedad del gesto, solo pueden ser ingleses." 

Después de unos segundos más de contemplación el mexicano exclama: 

"¡No estoy de acuerdo! Miren bien, no tienen ropa, no tienen zapatos, no tienen casa, sólo tienen una triste manzana para comer, no protestan y todavía piensan que están en el paraíso. ¡Esos dos sólo pueden ser mexicanos!"


Triste realidad del mexicano, hagámonos un favor, razonen su voto.

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