En tiempos al
parecer modernos, no hay lugar para la supuesta barbarie que día a día se vive
en la calles de muchas poblados, habrá algunos donde la incidencia de violencia
es mínima, existirán otros donde es parece un zona de guerra. La vida es
violenta y no ha cambiado mucho desde la época de las cavernas.
Nos gusta la
violencia, nos gusta ver como la gente se destroza, se humilla, se sobaja, nos
gusta soportar el dolor ajeno, nunca el propio. La violencia es parte de nosotros
y hemos sido más que nosotros los que la hemos perpetuado a través de los
tiempos. No dejamos de herir la dignidad del prójimo. Ya sea con un mal gesto,
un mal comentario; no necesariamente tendría que ser con golpes y balazos.
Nos encanta
infringir dolor con causa noble. Si eres el héroe de la película, puedes matar
a todos sin reparo alguno y sin remordimiento de conciencia. Si eres el malvado
de la película, probablemente con los mismos argumentos que el héroe, el simple
hecho de fastidiar a una persona es motivo de desprecio.
Nos goza
desdoblar nuestra gnosis y pretender que somos alguien ajeno a nosotros mismos.
Sales a relucir nuestro cavernícola interno que demanda un estilo de vida
austero, sin complicaciones, sin moral, sin ética, sin nada que nos pueda causar
conflicto las pocas neuronas todavía funcionales. No nos gusta pensar.
Nos deleita
andar de la mano de un teléfono inteligente. Cediéndole todo nuestro accionar,
sin cuestionamiento alguno a las “verdades” del internet. No cuestionamos ni lo
más mínimo. Nos creemos que el mundo va a acabar en diciembre y nunca nos deliberamos
la autoría de los hechos. Dejamos que otros piensen por nosotros.
Ostentamos diplomas
y títulos que embellecen las paredes de una oficina o casa, como premios de
caza que nos recuerdan algún momento que por un instante nuestra maquinaria
cognitiva quiso emprender un vuelo, y después de desplomo al suelo. Papeles que
son un sinsentido pero nos llenan de alegría.
No hemos evolucionado
tanto como raza, es cierto que nos hemos tecnificado, pero lejos de ampliar
nuestro conocimiento, hemos dejado que pensar, de provocarnos jaquecas, de
debatir ideas no necedades. Es verdad que hay mucho que ver hoy en día, es
impresionante la cantidad de conocimiento que se genera a diario, pero es más
impresionante la cantidad de analfabetas funcionales que andan por las calles dependiendo
de lo nuevo y de lo actual para que les den respuesta a todos sus malestares.
De vez en
cuando nos es tan malo pensar, de hecho creo que ya lo estamos haciendo.
Tienes mucha razon, hemos dejado de analizar, razonar, y ver el todo de las cosas, creemos todo lo que nos dicen como si fuera una ley; tristemente estamos pareciendonos mas a los monos.
ResponderEliminarSaludos