martes, 22 de mayo de 2012

Del cavernícola o de mi otro Yo


En tiempos al parecer modernos, no hay lugar para la supuesta barbarie que día a día se vive en la calles de muchas poblados, habrá algunos donde la incidencia de violencia es mínima, existirán otros donde es parece un zona de guerra. La vida es violenta y no ha cambiado mucho desde la época de las cavernas.

Nos gusta la violencia, nos gusta ver como la gente se destroza, se humilla, se sobaja, nos gusta soportar el dolor ajeno, nunca el propio. La violencia es parte de nosotros y hemos sido más que nosotros los que la hemos perpetuado a través de los tiempos. No dejamos de herir la dignidad del prójimo. Ya sea con un mal gesto, un mal comentario; no necesariamente tendría que ser con golpes y balazos.

Nos encanta infringir dolor con causa noble. Si eres el héroe de la película, puedes matar a todos sin reparo alguno y sin remordimiento de conciencia. Si eres el malvado de la película, probablemente con los mismos argumentos que el héroe, el simple hecho de fastidiar a una persona es motivo de desprecio.

Nos goza desdoblar nuestra gnosis y pretender que somos alguien ajeno a nosotros mismos. Sales a relucir nuestro cavernícola interno que demanda un estilo de vida austero, sin complicaciones, sin moral, sin ética, sin nada que nos pueda causar conflicto las pocas neuronas todavía funcionales. No nos gusta pensar.

Nos deleita andar de la mano de un teléfono inteligente. Cediéndole todo nuestro accionar, sin cuestionamiento alguno a las “verdades” del internet. No cuestionamos ni lo más mínimo. Nos creemos que el mundo va a acabar en diciembre y nunca nos deliberamos la autoría de los hechos. Dejamos que otros piensen por nosotros.

Ostentamos diplomas y títulos que embellecen las paredes de una oficina o casa, como premios de caza que nos recuerdan algún momento que por un instante nuestra maquinaria cognitiva quiso emprender un vuelo, y después de desplomo al suelo. Papeles que son un sinsentido pero nos llenan de alegría.

No hemos evolucionado tanto como raza, es cierto que nos hemos tecnificado, pero lejos de ampliar nuestro conocimiento, hemos dejado que pensar, de provocarnos jaquecas, de debatir ideas no necedades. Es verdad que hay mucho que ver hoy en día, es impresionante la cantidad de conocimiento que se genera a diario, pero es más impresionante la cantidad de analfabetas funcionales que andan por las calles dependiendo de lo nuevo y de lo actual para que les den respuesta a todos sus malestares.

De vez en cuando nos es tan malo pensar, de hecho creo que ya lo estamos haciendo. 

1 comentario:

  1. Tienes mucha razon, hemos dejado de analizar, razonar, y ver el todo de las cosas, creemos todo lo que nos dicen como si fuera una ley; tristemente estamos pareciendonos mas a los monos.

    Saludos

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