lunes, 28 de mayo de 2012

De seguir intentando o algo tiene que salir


Este es el tercer o cuarto intento de escribir algo para el día de hoy. Nada me llena y sigo intentando y lo vuelvo hacer y nada mas no parecen fluir las ideas. Así que decide escribir lo las dificultades del día de hoy de no poder escribir.

Usualmente apunto en algo papel, por lo regular son servilletas de alguna cafetería, los temas que voy a abordar; ahora si no tengo ni idea, escribo y escribo y nada aparece. Letras y más letras que no dicen nada.

Ya intente cambiar de escenario, pero es algo difícil llevarme la computadora a otra parte de la casa, una porque no tengo conexión para la computadora grande o no llega la señal del internet a toda la casa.  Ya respire profundamente y me mareo tanto oxigeno. No quiero hacer otra actividad porque me voy a quedar haciendo cualquier otra cosa y no voy a terminar nunca, además tengo otras obligaciones. Intentaría algo de yoga, pero no sé nada de eso y no voy a aprender algo ahorita que me va a causar conflicto. Comí algo de miel de abeja, el único problema es que de aquí a que llegue la glucosa a mi cerebro ya no voy estar frente al teclado. ¿Leer para distraerme? No funciona, no para este caso y menos cuando tengo el tiempo encima.

Nada parece funcionar, y lo único que voy a terminar es por reprocharme que no tenga idea de lo que estoy haciendo y me voy a pelear conmigo mismo. Hasta eso, no me golpeo solo me grito un poco al espejo. No, no me voy a regañar a mí mismo, para eso tuve padres, maestros y jefes que han dedicado parte de su vida a guiarme o realmente a perder el tiempo diciéndome una sarta de cosas que ni me acuerdo y tampoco me importaron mucho.

Como no tengo nada que decir y ya me aburrí, voy a descansar un rato. Le seguiré intentando una y otra vez más. Ahora viéndolo del lado amable, ya tengo un par de escritos empezados.
Ya se me seco el cerebro. Bien me decía mi mamá que tantas horas frente al televisor viendo caricaturas o jugando video juegos iban a tener sus consecuencias el algún momento de mi vida.  Pero cuando uno es niño, nada de esas cosas importan.

Ahora que si me quiero escuchar algo intelectual, digamos que estoy padeciendo un fenómeno psicológico temporal, dirían mis “colegas” escritores, un bloqueo del escritor. Esas son mamarrachadas, no tengo la inspiración creativa obstruida, estoy cansado y lo único que requiero es desconectar mi cerebro de este mundo por un momento.  Eso digo yo.

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