Es
temprano y no tengo nada que hacer, si tuviera algo que hacer no estuviera
escribiendo tan temprano, tal vez no es tan temprano, pero nadie está
despierto, solo se escuchan algunos ruidos urbanos típicos, uno que otro pájaro que supongo que
están igual que yo, no tienen nada que hacer más importante que avisarle al
mundo que están ahí. Es como una forma de llamar la atención y tiene que ser
una forma de llamar la atención, si no ¿para qué hacer tanto ruido?
Hoy
es otros de esos días que no tengo nada en que pensar, pienso y me concentro y
hago un esfuerzo sobre humano por pensar, aprieto las quijadas, frunzo el ceño,
aprieto con más fuerza los parpados, y es todo, tenía pensado contraer el
abdomen, pero me duele un poco el estomago de la cena de anoche, y se hago
mucho esfuerzo no garantizo que el resultado sea muy agradable; el proceso
digestivo es normal y cuando el proceso no se lleva como originalmente estaba
planeado los gases y no gases nobles aparecen en el escenario. Digamos que la
combinación del metil-captano y la putrescina no es la mejor del mundo.
Para
más información véase: proceso digestivo, digestión, absorción de alimentos,
metabolismo o flatulencias.
Siendo
este el caso, me dispondré a… todavía no tengo idea, pero tengo que disponerme
a escribir algo medianamente entretenido o por lo menos medianamente
inteligente. ¿Quién sabe? Así que contare uno que otro cuentecillo irreverente
para empezar o más bien para terminar.
Troglodito, niño de la edad de piedra, le mostró la
calificación a su papá. “Oye -le dice muy enojado el cavernícola después de
revisar las notas-. Entiendo que repruebes Caza y Pesca: son materias difíciles
las dos. Que saques cero en Agricultura, lo comprendo también: la clase es
aburrida para nosotros, que somos todavía nómadas. Me explico igualmente que no
hayas pasado Arte Rupestre: de poco sirve el arte; esas pinturas en las cuevas
durarán poco tiempo. ¡Pero qué repruebes Historia! ¡No la friegues! ¡Apenas
llevamos media página!”… Una indiscreta señora le preguntó a otra: “¿Cómo te
hace el amor tu marido?”. Respondió la otra: “Como la Nochebuena”. Inquiere la
primera: “¿Con mucha ternura y mucho amor?”. “No –replica la primera–. Una vez
al año”… Al empezar la noche de
bodas le preguntó Pedancio, joven muy leído, a su novia Eglogia, joven
labradora de buen parecer: “Dime, esposa mía: antes de esta noche, ¿has tenido
alguna vez ayuntamiento carnal?”. “Nunca” –respondió la muchacha. Al terminar
el trance del connubio pregunta ella a su vez: “¿Cómo se llama esto que acabamos
de hacer?”. Sonriendo ante la inocencia de su mujercita, responde el erudito
Pedancio: “Se llama precisamente ‘ayuntamiento carnal’”. “Ah –dice ella–.
Entonces sí había tenido”… Afrodisio
Pitongo, hombre proclive a la pasión carnal, conoció en el bar a una mujer. Le
ofreció una copa, y sin más prolegómenos la invitó a ir con él a su
departamento. Ella se indignó: “¿Acaso crees que con una copa me convierto en
prostituta?”. Le pregunta Afrodisio: “¿Cuántas necesitas?”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario