martes, 1 de noviembre de 2011

Del pecado adquirido o pago por adelantado

La Pascua es por el mucho el acontecimiento más importante en la vida de Cristo, ya que Él vino para morir y limpiar de pecado a la humanidad, ser sepultado y resucitar al tercer día y todo por nuestra Salvación; por lo menos ese fue el mensaje del Evangelio predicado por el Apóstol Pablo en su primer carta a los Corintios.  Y es precisamente en la parte de la muerte donde me quiero detener; si resucito o no, no es para mí de juzgar, pero la Salvación es lo que me afecto.

Como todo niño a edad temprano y bajo las costumbres religiosos que imperan, me llevaban de la mano los domingos a oír misa. Ritual que me fascinaba por su orquestación y su coreografía bien estructurada. Pero siempre veía al Cristo en la Cruz y no me gustaba verlo, su imagen, aun siendo un niño me provocaba angustia y tristeza.  Y al final me gano la curiosidad al preguntar del porque Jesús estaba tan maltrecho en la Cruz. Las respuestas fueron siempre las mismas, no importaba a quien le preguntara. “Jesús murió en la cruz para redimir nuestros pecados”.

Yo no entendía ¿Por qué? ni siquiera entendía en concepto de pecado. ¿Por qué murió por mí, si yo no había hecho nada? ¿Qué no habían sido Adán y Eva los que habían perpetrado contra la voluntad de Dios? Yo me comportaba bien, ayudaba a mi mamá en la casa, recogía mis juguetes, hacia lo que me pedían, no era grosero, iba a la escuela y estudiaba, siempre daba mi mejor esfuerzo, me comía toda mi comida.

¿Por qué lo habían golpeado tanto por mi culpa? Yo no había hecho nada para que le hicieran daño. Y veía y veía su imagen, pero si siempre obedecía a mis padres ¿Por qué pago por mi algo que no sabía que había hecho? Y completaba su imagen, con una corona de espinas que le bañaba el rostro en sangre, con el hombro dislocado de estar colgado, con el costado herido y sangrante de una herida que le propinaron, y aparte clavado de pies y manos en un artefacto horrible como era la cruz.

Semidesnudo, humillado, solo. ¿Por qué nadie iba a lo descolgaba? Yo no lo alcazaba y brincaba y pedía ayuda y nadie me escuchaba. Nadie me ayudaba.

Y no dormía pensando que alguien le había sucedido todo eso por mi culpa. Y lloraba pensando que me pasaría a mí el día que no me portara mal. Si Jesús que fue una buena persona, por lo menos eso me enseñaron en el catecismo, había padecido eso, ¿Cuál sería mi suerte el día que faltara a unos de los mandamientos de Dios? ¿Quién iba a venir con látigo en mano a castigarme por mis culpas? ¿En qué trozo de madera iba a terminar mi cuerpo mortal?  Y no entendía, si alguien ya había sido castigado por mis pecados, ¿Por qué tenía que estar en castigo permanente? ¿Qué tan malo había sido yo antes de nacer? O ¿Eran los pecados del padre que tenía que pagar el hijo?

Deje de ir a misa por mucho tiempo; Cristo con su muerte pago un altísimo precio por mis pecados. Aún me siento culpable de haber enviado a Jesús a la pena de muerte por mi culpa. Veo al Cristo de mi cabecera y aún siento aquella angustia. Y como aquel niño ¿Todavía no sé qué fue lo que hice mal?

1 comentario:

  1. ay amor! es muy dificil ese tema y mas cuando nos metemos ya en cuestiones de fe! pero que lindo tu pensamiento de chiquito! sigues siendo de tan buen corazón como ese pequeñito que eras!!

    Te amo!!!

    ResponderEliminar