miércoles, 16 de noviembre de 2011

De los ánimos escondidos o de la depresión a flor de piel.

Si camino tengo que hacerlo en círculos, por eso ya casi no lo hago…

Me duele la cabeza, estoy aburrido; hoy no quería despertar. ¿El no querer despertar y morir será lo mismo? No tengo a quien preguntarle. Estoy cansado de lo mismo, tal vez sea depresión post-cumpleaños; no me gustan mis cumpleaños, ya siento que tengo muchos.

Viento ven y despeina mi cabello. Susúrrame al oído tu secreto, Levántame y llévame en tus manos, déjame ir lejos, muy lejos de mi encierro. Viento pídele al tiempo que acelere su andar, exígele que me permita llegar. Viento corre lo más rápido posible llevándote la repuesta a mi plegar.

Déjame sentir tu frío. ¡Si tú supieras cuanto te envidio! Tú que caminas en libertad, ven  y arráncame el dolor, deposítalo lejos, llévatelo muy lejos, llévatelo donde no pueda navegar.
Permítele a tu inmortalidad por un solo momento ser carnal, transfórmate en suplica, embrújame, permíteme ser eterno. Viento ¿Por qué no vienes y despeinas mi cabello?

Inspecciona el alma, encuéntrame desnudo ante tu enfermo mundo. Destruye con el alba cualquier parte blanda que me pueda dañar.

Dime que no me mientes.

Ven y péiname con tus dedos, que el único temor es tu abandono, Desenrédame la mente, momifícala, que no se pierda en el universo obscuro de mi ayer.

Ya no escucho tu triste galopar, esta indiferencia tuya va acabarme de matar ¿Será que no soy etéreo?, ¿Cómo se te puede suplicar? ¿Por qué no soy tu discípulo ferviente, me vas a abandonar? O quizá sea un castigo por haberte tratado mal… Ya no siento despeinado mi cabello.

Dime que no estoy mintiendo, sabes que estoy en tu juego  y ya soy un perdedor. ¿Me extravié en el camino de  la razón? ¿No te busque suficiente? Ahora como un mísero penitente espero que vengas y despeines mi cabello. 

Ya… me duele la cabeza. Adiós. 

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