sábado, 26 de noviembre de 2011

Del matrimonio o segundos pensamientos

El otro día me senté en un café de la localidad, sin más intención que pasar el tiempo abstraído en mis pensamientos. No deje de notar la cantidad mayoritaria, por lo menos en ese momento, de parejas casadas. Como iba solo puede observar buen rato lo que hacían y decían los demás y especialmente los casados; unos que iban con su cónyuge y otros con sus hijos. Y pude sacar una serie de ideas después de tal experiencia contemplativa:

Se tienen dos opciones en la vida; permanecer soltero y sentirse desgraciado, o casarte y desear estar muerto. Por cierto eso me recuerda a una de las parejas que aparentemente estaban en proceso de reconciliación y él decía a su mujer: “Sabes, fui un estúpido cuando me casé contigo”. Ella le contesto:”Si querido, pero yo estaba enamorada y no lo noté”… Y continuaron la conversación con los ánimos en poco enardecidos: Mi amor, ¿Crees en el amor a primera vista?- ¡Claro! Si te hubiera visto dos veces no me habría casado. 

No podía dejar de escuchar a esta pareja que con tanto amor seguían propinándose insultos y golpeas bajos, es de admirarse que nunca perdieron la cordura ante la audiencia que estábamos presenciando tal histrionismo. Cuando de la nada entra al establecimiento una mujer por demás voluptuoso donde su vestido no dejaba mucho a la imaginación, pero si mucho a la lujuria.  Él le dice a ella: Mira, la chica del vestido rojo me ésta sonriendo. ¡Bah! Replica su mujer “La primera vez que te vi, yo también me morí de la risa.”

Me hubiera gustado que tal escena dantesca parara en ese instante, pero era tan divertido, aun más que ver a 500 chimpancés peleándose sobre las reformas estructurales que requieren el país. Él sintiéndose un poco herido en su amor propio le dice a su amada: “Sabes querida, cuando hablas me recuerdas al mar.” Ella lo ve con ojos de amor, pensado que el mal momento ya había pasado. ¡Qué lindo mi amor! ¡No sabía que te impresiono tanto! Él sonríe y acierta a decir: “No, no impresionas, ¡me mareas! … Acto seguido, la pareja se levanto y abandono el lugar en seguida. Sin antes no decir unos últimos comentarios. El marido le pregunta a su mujer lleno de contemplación o algo de arrepentimiento por lo sucedido momentos atrás: “Querida, ¿Cuándo me muera vas a llorar mucho?” Ella con signos de estar sorprendido por tal pregunta contesto: “Claro, sabes que lloro por cualquier tontería”….

Ya no los volví a ver en aquel café, pero cuentan los chimes locales que él lleno de decepción se fue a emborrachar por de la tristeza que embargaba su corazón. Cuando llego el marido a su casa al amanecer, ya lo esperaba ya su mujer en la puerta. Cayéndose de borracho y con manchas de lápiz labial. ¿Supongo que hay una razón para que llegues a las seis de la mañana? Dice ella de una forma  más que enojada. Él toma un respiro profundo, ve al cielo, después a su mujer y dice: “Si, el desayuno”.

“Algunos matrimonios terminan bien, otros duran toda la vida.” Anónimo 

1 comentario:

  1. Ay amor que fea la relación de ese matrimonio, desgraciadamente habrá muchos que lleguen a tener esa violencia psicológica!!! por eso el respeto desde el noviazgo es lo mas importante para no llegar a estos grados de agresión!!! Me escuche muy reflexiva pero en verdad se puede llevar una muy buena relación de pareja si hay respeto de ambos lados y claro el amor que debe de renovarse día a día y mucha paciencia también je!! Te amo!!!

    ResponderEliminar