Un pacto con
el diablo, trato con el diablo o pacto fáustico es un referente cultural muy
extendido en la civilización occidental. Mucho debido a la leyenda de Fausto y
la figura de Mefistófeles, pero común en todo el folclore cristiano. Según las
creencias cristianas tradiciones sobre la brujería, el pacto quedaría
establecido entre la persona y Satanás o cualquier otro demonio, de esos hay
muchos se supone, todo por un favor a cambio de una alma. Un precio alto, un
favor mortal por algo inmortal.
Entre los mas crédulos,
cualquier logro aparentemente sobre humano se atribuía a un pacto con el
demonio, y hay varios ejemplo en especial en la música. Este es el caso de unos de los mejores guitarristas
del mundo y cantante de blues, Robert Johnson, cuya leyenda habla de un pacto
con el diablo.
Robert LeRoy
Johnson nació en 1911 en Hazlerhurt, al sur del estado de Mississippi, nació de
una relación casual y Robert ya entrado en algunos años pudo saber su verdadero
apellido. Fue el undécimo hermano de una familia de color de la época y con muchos
problemas de racismo.
Desde muy comenzó
con el gusto por la música, tocaba el arpa y el armónica y a faltar a la
escuela, y con problemas de vista, fue la excusa para abandonar sus estudios y
dedicarse a la música, en la que mas bien era mediocre y en las mujeres, una pasión
que lo obligo a huir y cambiar de nombre más de una vez ante los maridos
celosos. En la adolescencia comenzó a tocar guitarra con nada de suerte.
En 1929 junto
a Virginia Travis su esposa encontró algo de estabilidad, pero en 1930 Virginia
muere a los 16 años de edad en labor de parto. Desde ese momento Roberto volcó
su vida y se refugió en el blues, y comenzó a viajar siguiendo a los grandes
del blues y tocando sin éxito. Hasta que decide regresar a su pueblo natal,
donde una viuda adinerada, Esther Lockwood, lo acoge como su hijo
Fue en este
periodo cuando comienzan a sospechar que Robert, que nunca había tocado bien la
música, comienza a ejecutar de manera perfecta la guitarra, tocar así de repente
no podía ser otra cosa mas que el fruto de un pacto con el diablo.
La leyenda
dice que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la actual
autopista 61 con la 49 en Clarkdale, Mississippi, a cambio de tocar blues mejor
que nadie. Espero en el cruce hasta la medianoche, con la guitarra en la mano,
hasta que el diablo se la devolvió, las manos de Roberto solo tenían que
deslizarse por el mástil para interpretar el mejor blues de la historia.
Decían los que
alguna vez lo escucharon tocar en vivo que tenía algo de magia que los
cautivaba. Siempre con los ojos fijos que miraban como poseídos, e incapaz de
quedarse en un solo lugar. Su música y su fama crecieron a pasos agigantados,
al igual que su leyenda. Hasta que un 13 de agosto de 1938, en Greenwood.
Carolina del Sur, el diablo cobro su deuda. Roberto sedujo a la mujer del dueño
del local donde esa noche tocaba, el “Three Forks” y le dieron una botella de whisky
abierta. A mitad del concierto Robert dejo de cantar, dejo su guitarra a un
lado y salió a la calle. Tres días estuvo delirando hasta que murió envenenado
por la estricnina que contenía la botella de whisky el 16 de agosto, a los 27
años de edad, los mismos que extrañamente tenían al morir otras grandes
leyendas de la música como Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Kurt
Cobian.
Leyenda, mito
o realidad, a las tres, lo cierto es que Robert es considerado como el mejor
bluesman y uno de los 5 más grandes guitarristas de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario