Hay días como
hoy, que tengo mucho en mente y no puedo ordenar mi vida. He perdido mucho
tiempo en tonterías y no le he dado importancia a mucho otras que al final si
eran importantes. De fea manera comprendí que solamente tengo garantizados dos días
de mi vida, el día de hoy y el día de mi muerte, que para efectos prácticos,
tal vez sea el mismo día.
Así que antes
de que otra cosa pase, me volví a reencontrar con un discurso-poema que en 1997
Mary Theresa Schmich al parecer en una graduación y que fue publicado por el Chicago
Tribune. La columna lleva por nombre Usa protector solar (Wear Sunscreen).
La transcribo
tal cual, refleja lo que hoy quiero decir.
Señores y señoras usen protector solar.
Si
pudiera ofrecerles sólo un consejo para el futuro, sería éste: Usen
protector solar.
Los
científicos han comprobado sus beneficios a largo plazo mientras que los
consejos que les voy a dar, no tienen ninguna base fiable y se basan únicamente en mi propia
experiencia. He aquí mis consejos:
Disfruta
de la fuerza y belleza de tu juventud.
No me hagas caso. Nunca entenderás la
fuerza y belleza de tu juventud hasta que no se haya marchitado.
Pero
créeme, dentro de veinte años, cuando en
fotos te veas a ti mismo comprenderás, de una forma que no puedes comprender
ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad.
No estás
tan gordo como imaginas.
No te
preocupes por el futuro. O preocúpate sabiendo que preocuparse es tan efectivo como tratar de
resolver una ecuación de álgebra masticando chicle.
Lo que sí
es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la
vida son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de ésos que te sorprenden a
las 4 de la tarde de un martes cualquiera.
Todos los
días haz algo a lo que temas.
Canta.
No
juegues con los sentimientos de los demás. No toleres que la gente
juegue con los tuyos.
Relájate.
No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana
y a veces se pierde.
La competencia es larga y, al final, sólo compites
contra ti mismo.
Recuerda
los elogios que recibas. Olvida los insultos (pero si consigues hacerlo, dime cómo
hacerlo).
Guarda
tus cartas de amor. Tira
las cartas del banco. Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres de la
vida.
Las
personas más interesantes que he conocido no sabían qué hacer con su vida
cuando tenían 22 años. Es más, algunas de las personas
que conozco tampoco lo sabían a los 40.
Toma
mucho calcio. Cuida tus rodillas sentirás la falta que te hacen cuando
te fallen.
Quizá te cases,
quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá
te divorcies a los 40, quizá no.
Quizá
bailes el vals en tu 75 aniversario de bodas. Hagas lo que hagas no te
enorgullezcas ni te critiques demasiado. Optarás por una cosa u otra, como
todos los demás.
Disfruta
de tu cuerpo. Aprovéchalo de
todas las formas que puedas.
No tengas miedo ni te preocupes por lo que piensen los
demás porque es el mejor instrumento que jamás tendrás.
Baila, aunque
tengas que hacerlo en el salón de tu casa.
Lee las
instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza pues para lo
único que sirven es para hacerte sentir feo.
Aprende a
entender a tus padres. Será tarde
cuando ellos ya no estén.
Llévate
bien con tus hermanos. Son el mejor
vínculo con tu pasado y, probablemente, serán los que te acompañen en el
futuro.
Entiende
que los amigos vienen y se van pero hay un puñado de
ellos que debes conservar con mucho cariño.
Esfuérzate por no desvincularte de algunos
lugares y costumbres porque, cuando pase el tiempo, más los necesitarás.
Vive en
una ciudad alguna vez pero múdate antes de que te
endurezcas.
Vive en
un pueblo alguna vez pero múdate antes de que te
ablandes.
Viaja.
Acepta algunas verdades ineludibles: los precios siempre
subirán, los políticos siempre mentirán y tú también envejecerás.
Y, cuando
seas viejo, añorarás los tiempos en que eras joven: los precios eran
razonables, los políticos eran honestos y los niños respetaban a los mayores.
Respeta a los mayores. No esperes que nadie te mantenga pues tal
vez recibas una herencia o, tal vez te cases con alguien rico pero, nunca
sabrás cuánto durará.
No te
hagas demasiadas cosas en el pelo porque cuando tengas 40 años parecerá
el de alguien de 85.
Sé cauto
con los consejos que recibes y ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos
son una forma de nostalgia.
Dar consejos es una forma de sacar el
pasado del cubo de la basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo
dándole más valor del que tiene.
Pero
hazme caso en lo del protector solar.
Lo haré mi amor!!
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