Hoy se celebra
el día del Padre en muchos lados, por lo menos en muchos lados de este país en
donde vivo. Y aunque no es una celebración tan especial como el día de las
Madres, no deja de tener su propia importancia y como tal merece el reconocimiento
de todos los que tenemos o tuvimos la suerte de tener a lo largo de nuestra
vida a un papá.
Desde hace
unos días ya empezaron a publicar en sus muros del “Face” frases muy trilladas
felicitando a los padres. Y una de las que más me llama la atención es la aseveración
de que cada quien que tiene “El mejor papá del mundo”; lo cual se me hace muy
descabellado decir. ¿En qué momento entraron todos los papas del mundo a
competir por el título? ¿Qué pasa con los papas que fueron abandonados por sus
hijos y sea en un asilo o en la tumba? ¿Ellos no entran a la competencia? ¿Quién
puso los parámetros para asignar tal título honorario? ¿Es como el premio Nobel
y dan dinero y una condecoración?
Yo nunca quise
el “mejor Papá del mundo”, ¿para qué lo quiero? ¿En qué me baso para decir que
alguien es el mejor padre del mundo? Claro que mi papá no es el mejor del mundo
y tampoco el de nadie, lo siento. No fue el mejor cuando nos regañaron, ni
mucho menos cuando no nos cumplieron un capricho, tampoco fueron los mejores
papas del mundo cuando nos negaron una salida a una fiesta o nos llamaron la atención
por llegar tarde, a por llegar tomados a la casa, o por fumar o por sacar malas
calificaciones. Tampoco sentimos que fueran los mejores cuando por cuestiones
de trabajo tuvieron que estar ausentes en algún festival de la escuela o
llegaron tarde en algún cumpleaños. Nunca
pensamos que fueran los mejores cuando no nos importo saber si tenían dinero o
no y como le hacían para conseguirlo, pero nosotros queríamos que se nos
cumplieran nuestros caprichos de cualquier manera. Y si alguna vez nos dieron
un consejo, nos enojamos porque “no nos entendían” y ya eran viejos, de otro
siglo para comprendernos.
No, no tuve el
mejor papá del mundo, pero sí tengo
el papá que yo necesite para mi vida. Tengo a la persona que puso guiarme y que
todavía lo hace. Tengo al padre que son sus regaños y mal carácter y que con
negarme ciertas cosas, entendió que era lo mejor para mi crecimiento personal. Tengo
a mi padre que independientemente que muchas veces no lo entendí y que pasó de
ser el superhéroe al villano para terminar en un sabio, me supo dar según mis
requerimientos todo el amor y la compresión que tuvo para dar. Tengo el papá
que me dio el tiempo necesario y que supo administrar su cariño entre cuatro
hermanos.
Este es mi
papá, un hombre normal que ha podido ser un hombre cabal. Que son sus errores y
virtudes ha llegado a adulto mayor y con gran plenitud. Este es mi papá, la
persona que yo necesite en mi vida, no al padre perfecto, ni al padre de mis
caprichos, sino al padre que, según los tiempos, hace el mejor de sus esfuerzos
para el mejor papá que Dios quiso que yo tuviera.
Tengo al padre
que se desvelo en mis enfermedades y que muchas veces lloramos juntos. ¿Saben qué?
Tal vez si tengo al mejor papá del mundo.
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