lunes, 23 de abril de 2012

Del fast food o de slow food


En estos tiempos donde la modernidad exige rapidez, la comida rápida es parte de nuestra vida y de nuestras costumbres y muchas veces de nuestras enfermedades. Aunque desde la antigua Roma ya existían puestos callejeros donde se podía obtener panes planos con olivas o en el Medio Oriente faláfel; esta era comida que se degustaba de pie sobre alguna banqueta de cierta calle concurrida.
Una de las características más importantes de la comida rápida es la homogeneidad de los establecimientos donde se sirve, así como la ausencia de camareros que sirvan en mesa, y el hecho de que la comida se sirva sin cubiertos.
Comer fast food es un acto de barbarie culinaria, es como dar de comer a una jauría hambrienta de animales; cumple con el instinto básico de deglutir y tragar sin más complicaciones, sin tomar en cuenta ni aromas, ni texturas, ni composición, ni nada que tenga que ver con el proceso y el arte de comer. Es un vil acto de satisfacción de las más primigenias necesidades. El comer rápido es nada mas eso comer solamente para no pasar hambre.
Todo lo contrario al movimiento de “Slow Food”,  que es un movimiento internacional nacido en Italia que se contrapone a la estandarización del gusto y promueve la difusión de una nueva filosofía del gusto que combina placer y conocimiento. La idea es salvaguardar las tradiciones gastronómicas regionales, con sus productos, formas tradicionales de cultivo y  métodos de elaboración. Por lo mismo el símbolo que adopta este movimiento es de un caracol, conocido por su lentitud no por baboso.
Entre los principios básicos esta el otorgar dignidad cultural a todo lo relacionado con la comida y la alimentación. Individualizar los productos alimenticios y modalidades de producción ligados a un territorio, en respeto a la biodiversidad y ligado a un territorio. Elevar la cultura alimentaria de la población, con el objeto de lograr la plena conciencia del derecho al placer y al gusto y no solo lo nutricional. Y promover de una calidad de vida distinta, basada en el respeto al ritmo y tiempo natural, al ambiente y la salud de los consumidores.
No confundir los “antojitos”, de los cuales la cultura mexicana es rica, con la comida rápida. Los antojos se llaman así porque cumplen con el propósito del placer al paladar. Se comen con gusto, con tiempo y ganas de explorar sabores.
Aunque esta vida es cada vez más rápida, siempre va haber tiempo para sentarse a la mesa y tomarse el tiempo para sentir. Siempre recordando que la mejor comida, es la que se puede comer en paz. 

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