miércoles, 25 de abril de 2012

De papas fritas o papas a la francesa


Breve historia de un alimento que muy versátil, las papas. En algún punto de nuestra corta existencia todos a por lo menos así lo aseguran, todos vamos a comer alguna variedad de papa, preparada de una de sus tantas formas. Y como siempre ando de ocioso y sin quehacer por el mundo, se me ocurrió buscar y preguntar el origen de dos de las formas más comunes de su consumo: las papas fritas y las papas a la francesa.

Que en un término estricto las dos son fritas pero la forma es lo que al final las define, son esas pequeñas sutilezas que hacen una gran diferencia.

Entonces empezamos con la papas a la francesa que aun no es tan cierto su origen. Cuenta el cuento que la autoría se la pelean entre los franceses y los belgas. A primera instancia uno diría que si se llaman “a la francesa” pues son de Francia, pero en Bélgica tienen una tradición del consumo de la papa, mucho más arraigado que los franceses.  Obvio que en los países que se disputan su origen no se conocen como “papas a la francesa” sino como “friteries”.

Existe una diferencia grande en cuanto a la forma de elaboración de las papas belgas contra las papas francesas. Los belgas fríen las papas a 160°C por un tiempo, se escurre el exceso de grasa y luego se les da una segunda pasada por aceite pero ahora a 180°C. Los franceses solamente hacen el primer paso.

El nombre probablemente proviene por los soldados norteamericanos, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando llegaron por el occidente Flandes (Bélgica) que hablan francés, así que adoptaron el nombre por el idioma.

Por otra parte las papas fritas datan de 1853 en Saratoga  Springs, Nueva York. La autoría de un chef llamado George Crum. Y todo empezó parque un comensal, al parecer de sangre pesada y muy exigente, le reclama al chef que sus papas con demasiado gruesas y que su textura era aguada.

Crum en afán de fastidiar a este personaje cuyo nombre la historia no registro, corta las papas en rodajas muy finas y delgadas, lo mas que se podía en aquellas época con el uso exclusivo de un cuchillo de cocina, y en vez de cocerlas en una sartén, se le ocurrió sumergirlas en aceite.

Y todo con el propósito de que fuera imposible tomar aquellas papas con el tenedor. Hay que recordar que tomar los alimentos sin la ayuda de los utensilios adecuados y apropiados, se consideraba de mala educación.

La historia final es de suponerse, las papas de la venganza resultaron todo un éxito hasta nuestros días. El chef Crum nunca vio ganancias de su invento, ya que jamás se preocupo por patentar o registrar sus papas fritas.

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