domingo, 29 de abril de 2012

Del día del niño o que hay que celebrar


Como siempre o como usualmente, hay que empezar con un contexto para poder entrar en la misma idea. El Día del Niño y de la Niña, antes de que brinquen las de equidad de género, o el Día Universal del  Niño, es un día consagrado a la fraternidad y la comprensión entre los niños del mundo y destinado a actividades para la promoción y de los derechos de los niños del mundo.

Fue en 1954 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó a los países miembros que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño. Se celebra el 30 de abril, en conmemoración a la aprobación de la Declaratoria de los Derechos del Niño en 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

Entre los Derechos del niño destacan los siguientes:
A la vida.
A la salud.
Al descanso, el esparcimiento, el juego, la creatividad y las actividades recreativas.
A la libertad de expresión y a compartir sus puntos de vista con otros.
A un nombre y una nacionalidad.
A una familia.
A la protección durante los conflictos armados.
A la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
A la protección contra el descuido o trato negligente.
A la protección contra el trabajo infantil y contra la explotación económica en general.
A la educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales.

En ningún momento dice que tengas derecho a dulces y pastel o a una celebración con payasos. NO se trata de una fiesta, sino de un recordatorio de que en este momento hay niños que no tienen derecho a escoger sobre su vida, porque existen leyes que “interrumpe el embarazo”, alguien decidió por ellos antes de siquiera poder entender que es lo que pasa.

En este momento algún niño en alguna parte de mundo se está muriendo por no tener un medicamento o por no tener que comer. O simplemente no tiene agua ni drenaje que pueda hacer de su vida algo más higiénica. Se trata de el Día de Niño de hacernos recordar que hay niños que están siendo víctimas de algún idiota sin escrúpulos, que existen pequeñitos, que no necesariamente están en las calles, que están siendo abusados física, sexual y laboralmente,  y muchas veces por su padres o familiares y no estamos haciendo nada por ellos.

Se trata de recordar que una moneda no va aliviar su dolor. Que una pistola no es la solución a todos sus problemas. Que los infantes son el producto de los que hagamos hoy con ellos, y que ese es el mismo futuro que les espera.

No es sobre golosinas y juguetes, es sobre su dignidad, su honra y de cómo los estamos protegiendo y al mismo tiempo dándoles herramientas para que tal vez, y solo tal vez, puedan enmendar muchos de los errores que cometimos con ellos.

Nuestro futuro depende de los niños de hoy.

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