Alguien, no sé
realmente quien, pero alguien se que me lo dijo, que alguna vez, en algún
momento, por alguna circunstancia, en algún momento de la vida; más bien refiriéndose
al este ejercicio de escribir a diario; me advirtieron que iba pasar, un buen
día de Dios, que no iba a tener ni la más mínima idea de que escribir.
Pues bien,
para todos los que me desearon que alguna vez este sucediera, les tengo que
confesar que hoy no tengo nada que decir. En realidad lo único que puedo decir
hoy es que no tengo nada que decir. Luego entonces, ya dije algo. Es curioso,
manifiesto que no tengo nada que decir y en ese momento ya dije algo. Las cosas
funcionan de una manera extraña. Es cuando alguna vez me preguntaron que quería
hacer y yo conteste “nada”. ¿Hacer nada,
es hacer algo? Aunque el cuerpo humano nunca esta sin hacer nada, no puedes
dejar de respirar o que tu corazón deje de latir; entonces mi cuerpo puede
estar haciendo algo, mientras que yo no hago nada. Ya no entendí.
Si no tengo
nada que decir, debo de estar expresándome en silencio, si es que eso existe. Tampoco
soy un hombre que haga mucho ruido en su andar, más bien procuro no hacer
tantos sonidos ni llamar demasiado la atención; que parece ser un contradicción
cuando se me ocurre publicar todos los días algo en la red para que cualquiera
con una terminal puede tener acceso a mi ruido silencioso.
¿De verdad
estoy en silencio cuando hablo conmigo mismo? Porque mi mente registra todos
mis pensamientos tal cual como si los estuviera escuchando. Si nos ponemos
estrictos el sonido debería entrar en forma de ondas sonoras al cerebro a través
del oído y el tímpano y no recuerdo más; hoy no es clase de anatomía. Ya no entiendo nada.
El silencio es
igual de importante que el sonido porque sin el silencio no se podrían hacer
pausas en las canciones y sin esos silencios las canciones se escucharías horribles
o muy rápido o simplemente raro. Sin silencio en la música, no habría cantante
quien tuviese tal cantidad de aire en los pulmones para entonar una canción. Luego
así el silencio no es tan malo, y menos de noche cuando quieres dormir, porque
tengo unos vecinos que son muy ruidosos y más en fines de semana. El silencio es
una forma de comunicarse con los demás.
A veces el
silencio es la mejor respuesta; es cierto no todo el tiempo tenemos que
contestar o comentar algo; habrá veces que lo más inteligente de nuestra parte
es guardar la compostura y cerrar el hocico y no decir nada. El silencio como
ejercicio de prudencia lo deberíamos de ejercitar más seguido; el discutir con
un necio, nos vuelve tan o más necio que con la persona que discutimos
necedades. Si uno no tiene nada amable que decir, es mejor no decir nada.
No fue tan
malo eso del silencio, y en estos
momentos voy a ejercitarlo.
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