sábado, 4 de febrero de 2012

Del ejercicio del silencio o nada que comentar


Alguien, no sé realmente quien, pero alguien se que me lo dijo, que alguna vez, en algún momento, por alguna circunstancia, en algún momento de la vida; más bien refiriéndose al este ejercicio de escribir a diario; me advirtieron que iba pasar, un buen día de Dios, que no iba a tener ni la más mínima idea de que escribir.

Pues bien, para todos los que me desearon que alguna vez este sucediera, les tengo que confesar que hoy no tengo nada que decir. En realidad lo único que puedo decir hoy es que no tengo nada que decir. Luego entonces, ya dije algo. Es curioso, manifiesto que no tengo nada que decir y en ese momento ya dije algo. Las cosas funcionan de una manera extraña. Es cuando alguna vez me preguntaron que quería hacer y yo conteste “nada”.  ¿Hacer nada, es hacer algo? Aunque el cuerpo humano nunca esta sin hacer nada, no puedes dejar de respirar o que tu corazón deje de latir; entonces mi cuerpo puede estar haciendo algo, mientras que yo no hago nada. Ya no entendí.

Si no tengo nada que decir, debo de estar expresándome en silencio, si es que eso existe. Tampoco soy un hombre que haga mucho ruido en su andar, más bien procuro no hacer tantos sonidos ni llamar demasiado la atención; que parece ser un contradicción cuando se me ocurre publicar todos los días algo en la red para que cualquiera con una terminal puede tener acceso a mi ruido silencioso.

¿De verdad estoy en silencio cuando hablo conmigo mismo? Porque mi mente registra todos mis pensamientos tal cual como si los estuviera escuchando. Si nos ponemos estrictos el sonido debería entrar en forma de ondas sonoras al cerebro a través del oído y el tímpano y no recuerdo más; hoy no es clase de anatomía.  Ya no entiendo nada.

El silencio es igual de importante que el sonido porque sin el silencio no se podrían hacer pausas en las canciones y sin esos silencios las canciones se escucharías horribles o muy rápido o simplemente raro. Sin silencio en la música, no habría cantante quien tuviese tal cantidad de aire en los pulmones para entonar una canción. Luego así el silencio no es tan malo, y menos de noche cuando quieres dormir, porque tengo unos vecinos que son muy ruidosos y más en fines de semana. El silencio es una forma de comunicarse con los demás.

A veces el silencio es la mejor respuesta; es cierto no todo el tiempo tenemos que contestar o comentar algo; habrá veces que lo más inteligente de nuestra parte es guardar la compostura y cerrar el hocico y no decir nada. El silencio como ejercicio de prudencia lo deberíamos de ejercitar más seguido; el discutir con un necio, nos vuelve tan o más necio que con la persona que discutimos necedades. Si uno no tiene nada amable que decir, es mejor no decir nada.

No fue tan malo eso del silencio,  y en estos momentos voy a ejercitarlo.

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