domingo, 5 de febrero de 2012

De la ausencia o de la falta de presencia


Falta de una persona del lugar donde está habitualmente. Siempre esperamos encontrar las cosas tal como las dejamos en el momento de partir, ya sea que nuestra ausencia haya sido por unos minutos o por mucho tiempo, por siempre esperamos que a nuestro regreso el mundo que dejamos atrás que intacto para no sufrir en shock nervioso al sabernos que algo de nuestro ser o parte de nuestra vida fue trastocada. Al abrir la puerta de la casa o de donde sea que vivamos, siempre esperamos encontrarnos con alguien, hombre, mujer, mascota, lo que sea, que le dé a un por lo menos una mirada de bienvenida. Algún gesto que desactive el mecanismo de defensa de todo el día y poder bajar la guarda para sentirnos vulnerables en un ambiente de seguridad.

Tiempo en que una persona falta del lugar donde está habitualmente. Tiempo es lo que nos regalan al nacer y tiempo es lo que al final nos falta a medida que transcurren los días. Estamos ausentes de muchos momentos donde una fotografía publicada en una de las redes sociales es nuestra única forma de hacernos presentes en sentimiento. Nos alivia poder mandar un correo o un mensaje para sentir que estamos presentes en la ausencia y que nuestro pensamiento esta con las personas y en los eventos donde deberíamos de estar de cuerpo presente. No hay un mercado donde pueda compara una hora extra en el día; aunque los astrofísicos quieran hacerle ajustes de nanosegundos al día, al final de la historia seguimos igual guíanos por la puesta del sol. Ya habrá tiempo, por lo menos eso lo espero.

Falta o privación de una cosa. No puede estar en todos lados, pero la falta de presencia no me ayuda al alma. En estos momentos no debería de estar escribiendo y debería estar rumbo a un compromiso; la falta de tiempo, las prioridades mal entendidas, la falta de previsión, compromisos personales estúpidos o responsabilidades ficticias, en fin muchas cosas o excusas me alejan de lo que es realmente importante. Por ser supuestamente responsable me he privado de tantas cosas y momentos, y me termino consolando o engañando yo mismo que estoy haciendo lo correcto y antes que cualquier gozo hay que terminar los deberes; pero los deberes no terminan nunca. Siempre hay algo que hacer, algo que buscar, algo que sacar adelante, siempre existe algún lastre del mundo civilizado que te marca la pauta de tus tiempos y da convenciones del actuar y prioriza tu vida al grado de volverla un sinfín de tareas que esclavizan al cuerpo físico a un espacio determinado.

Aunque el alma es libre y el pensamiento puede volar, no importa cuando no puedes estar presente. El acompañar de pensamiento y alma no es un acompañamiento. Hay que estar presentes; la presencia física de los seres queridos o amigos o como los quieran llamar, es lo que reconforta el alma. Puedo entender que habrá casos donde es mejor regalar nuestra ausencia que desperdiciar nuestra presencia, pero esas situaciones no son a las que me refiero yo.  Ese tema muy seguro será tema de otra discusión.

Abstracción de una persona de la realidad que le rodea. Solución para no pensar, la ausencia de la mente para aliviar la ausencia del cuerpo. Hoy es un día en el cual me voy a perder en mis seudolabores dominicales, hoy es un día en el que fijare mi atención en la pantalla de televisión para perderme, hoy es un día que no quiero recordar.

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