lunes, 3 de septiembre de 2012

Del bostezo o se me calienta la cabeza


Cada día que pasa, estas gentes de la ciencia me siguen sorprendiendo cada vez más. Y no propiamente con las investigaciones, sino el tipo de investigaciones que se llevan a cada todos los días en algún laboratorio. A cada momento hay nuevo o rompen algún mito o alguna creencia popular.

Pues ahora le toco al bostezo. Siempre se ha dicho o por lo menos así lo hemos dado por cierto que los bostezos son provocados por el aburrimiento o cansancio.

Un bostezo es la acción incontrolada de abrir la apertura bucal o boca, con separación amplia de las mandíbulas, para realizar una inhalación profunda a la que sigue una espiración de algo menos de lo inhalado, con cierre final de la boca. Aparte cuando se bosteza, se estiran los músculos faciales, se inclina la cabeza hacia atrás, se cierra o entornan los ojos, se lagrimea, se saliva, se abren las trompas de Eustaquio del oído medio y se realizan muchas otras cosas, como acciones cardiovasculares, neuromusculares y respiratorias.

Los bostezos son un poderoso mensaje no verbal con varias posibilidades de interpretación dependiendo de la ocasión. Se puede indicar cansancio, estrés, exceso de trabajo, aburrimiento y hambre. Podría ser que indica descompresión psicológica tras un estado de alerta elevado. O un medio para expresar emociones fuertes como el enojo, el aburrimiento y el rechazo.  Bueno el bostezo es peor que la gripe, porque hay quienes se contagian al ver otra persona bostezando.

Pero todo lo anterior podría no ser cierto, investigadores de la Universidad de Princeton, aseguran que además de todo lo demás, el bostezo es un signo que el cerebro está que arde. La hipótesis termorreguladora del bostezo, propone que abrimos la boca cuando la temperatura del cerebro aumenta, y que la consecuencia fisiológica es que nuestras neuronas se enfrían. Al bostezar, el estiramiento de la mandíbula aumenta el flujo de sangre al cerebro, y la inhalación de aire más frio que el organismo permite el intercambio de calor con el entorno, dice el investigador Gallup.

Pongámosle que es cierto esto de que el cerebro se sobrecalienta. La mayoría de mis alumnos deben de estar ardiendo en calentura, se la pasan bostezando toda la sesión de clase, incluso cuando todavía no empieza la sesión ellos ya han de estar ardiendo de sus cerebros. 

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