sábado, 1 de septiembre de 2012

De erase una vez o vivieron felices para siempre


Erase una vez…. Creo que todas y cada uno de las historias que alguna vez escuche de niño empezaban así. Erase una vez, es un frase que aún el día de hoy me hace imaginar un mundo mágico donde todo es posible. Esos mundos increíbles donde todo podría cobrar vida, ya fuera un árbol, una montaña, el agua podía ser un fantástico ser, donde todo era viable y todo podía ser cierto.

Y no era solamente “Erase una vez” sino que todavía en otras tantas historias todavía se agregaba “en un reino muy, muy lejano”. Muy, muy lejano siempre escucho maravilloso, era como una llave para la imaginación. Nunca supe la distancia en la que se medía lo  muy lejano, pero ha de ver sido muy lejos, ya que todo lo que describían las historias no se parecía a nada de lo que yo había  visto hasta ese momento.

Siempre pasara lo que pasara al final no importando la situación, ya fuera el héroe o la heroína del cuenta encontraba el camino correcto y vencía todos y cada uno de los obstáculos; que importaba si era un cruel villano, una bruja hechicera o un feroz dragón. Todo me encantaba de los cuentos, todo hasta el punto donde terminaba la historia y el narrador decía “y vivieron felices para siempre”.

Y ¿vivieron felices para siempre? ¿Realmente que paso con todas las bellas princesas de los cuentos? ¿Qué paso con todos los apuestos príncipes? A medida que uno va creciendo la vida se encarga de dar las respuestas a estas preguntas. Las princesas al verse una vez desposadas de su príncipe azul y sin la necesidad de mantener un régimen estricto de ejercicio y dieta, al fin y al cabo ya está muerta la madrastra que les hacia la vida imposible; pues ya tiene tiempo de relejarse. Un poco de gorditos por aquí, otras tantas acumulaciones de grasa por allá.  Que tanta es algo de celulitis y una que otra estría. Las arrugas se empiezan hacer presentes y más en la noches cuando desprovistas de su capa de maquillaje, sale a relucir su verdadero rostro.

Al príncipe le salió algo o mucha de panza, también dejo de ir al gimnasio; se le cayó el cabello, ya no tiene aquella blonda cabellera sedosa y ahora se conforma con su corona  real para tapar la real corona que tiene ahora en su cabeza. Ya no es tan romántico, ni tan atento como lo era antes y para colmo de males prefiere pasar mas tiempo con los animales del bosque que en su casa, sin contar que eso de los gases es cada vez más común  y como que huelen un poco más.

 Llegaron los hijos y con ellos los desvelos y la preocupaciones. Aquella pareja enamorada en vez de dedicarse a su amor, ahora se decida a cambiar pañales y preparar biberones. Ya no están de tan buen humor como lo estaban antes. Los hijos van creciendo y ya no les queda la ropa ni los zapatos. Necesitan uniformes nuevos y se tiene que surtir la interminable lista de útiles escolares y pagar las cuotas voluntarias además de la inscripción y las mensualidades.

Se acumularon los recibos de luz, agua, teléfono, el carruaje necesita ruedas nuevas y los caballos no están tan nuevos y cada vez comen más paja. Los domingos a casa de los abuelos; el fin de semana aprovechar a comprar los vivieres en el mercado. Y las discusiones eternas en donde pasar las fiestas de navidad y año nuevo.

Sí, creo que al final  si podemos vivir felices para siempre.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

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