miércoles, 12 de septiembre de 2012

De la sal u otra cosa que mata


Es inevitable, por lo menos para mí, andar viendo para todos lados. Me gusta ver mi entorno y la gente que me rodea. Uno aprende mucho cuando sabe observar. Hay algo que me impresiona y pasa cada vez que voy a un lugar público a comer, no importa si es una pequeña fonda, un tabarete o un restaurante muy sofisticado; siempre hay alguien que toma el salero y prácticamente lo vacía en su comida. Y se supe ver que la comida parece estar “nevada” en sal.

¿Por qué hacen eso? Que ganas de echar a perder los alimentos con tal cantidad de sal. La comida pierde todo su sabor y simplemente sabe a sal. Aun peor, esta tipo de gente ni siquiera prueba un bocado para saber si tiene sal o no, solamente agarran el salero y con singular alegría espolvorean la comida de sal, mucha sal.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que 6 gramos de es el consumo máximo de sal al día, cosa que está muy lejos de la realidad, ya que la media en el mundo es de entre 10 y 12 gramos.  Aquí es donde usted ya se esta diciendo para usted mismo, “Yo no le pongo sal a nada”, y tal vez, y no lo necesita para ingerir una mayor cantidad de sal que la recomendada, y que el 80% proviene de los productos envasados y precocinados.

La sal contribuye a la retención de líquidos por parte del organismo, esto produce una presión extra sobre las arterias y favorece a la hipertensión. Otra vez, según la OMS la hipertensión es la causante del 62% de los accidentes cerebrovasculares y del 42% de las enfermedades del corazón. Aparte de provocar insuficiencia renal, osteoporosis y cáncer de estómago.

Es imposible no comer sal, y menos en climas calurosos donde la deshidratación es un peligro constante, pero esto no significa que tengamos que traer un salero en la bolsa para cuando se nos ofrezca.

Esta es la parte difícil para muchos, las recomendaciones. Esto dicen los que saben: quitar el salero de la mesa; no es una de las mejores estrategias, el que quiere le se puede parar a buscar el salero o la sal de donde sea que se guarde. Otra recomendación: cocinar sin sal; estamos tan acostumbrados a la sal, que lo primero que va a pasar es que, te vas a parar por el salero.

También se podrían comprar productos bajos en sales, que luego son un poco mas caros, esto no significa en ningún momento que sean 100% saludables, solamente que se supone que tienen menos sal.

La idea es que la sal no están buena, ni el azúcar, ni nada. Cada vez nos enteramos de que todo lo que hacíamos es dañino. Lo que no mata, engorda o da cáncer, así es que cada quien haga lo que su conciencia le dicte.

Bueno, eso digo yo. 

1 comentario:

  1. Gracias a Dios, soy super, mega, hiper desabrida para cocinar en el aspecto de que no le pongo sal ni a los blanquillos y he acostumbrado a Omar a provar primero y luego le pone ya sea un poco de sal o pimienta (mas la segunda).
    La que si me apantalla es mi primita de Mexico, ella sin provar le pone sal a la comida.
    Saludos

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