En
estos días donde el año nos pone una fecha final para poder iniciar otro ciclo,
para muchos de nosotros es inevitable tener que hacer un balance de todo lo
hecho, no lo hecho, lo que jamás deberíamos de haber hecho, de lo que
hubiéramos hecho mejor, etc.… nunca tuve el tiempo necesario para comprar todo
lo que vi publicitado. Además tampoco tuve el dinero para adquirirlo.
Siempre
nos queda aunque sea un pequeño sentimiento de que insatisfacción no controlada
por nuestras emociones, sino por una sociedad donde nos pide cada vez más
satisfactorios y no pensando ni reparando en ningún momento si realmente los
necesitamos o no. No existe dinero que alcance, ni vida no es tan larga para
poder experimentar y adquirir todos los bienes de consumo que vemos postrados en
un aparador o que nos bombardea el cerebro a través de la caja de cristal
mágica en sus diferentes versiones.
Nada
es tan malo como parece, ni tan bueno que no se pueda mejorar. ¿Qué el año que
esta por acabar fue difícil? La respuesta es obvia, a nivel mundial y
especialmente a nivel nacional ha sido un año plagado de sobresaltos, noticias
no buenas, sequia extrema en el norte del país
o inundaciones atípicas en otras partes. Subió el dólar, bajo el peso,
no baje de peso y subí de talla. Siempre andamos en busca de la “Felicidad”.
¿Tal
vez no deberíamos buscar la felicidad, sino buscar el bienestar? No la pasamos
buscando la felicidad, días van, noches vienen y como que la felicidad se
escapa cada vez que estamos cerca. Siempre navegando contra corriente, o
creemos que la felicidad se nos ha sido de las manos. La felicidad no creo que
vaya a llegar a la vida por lo que pase o suceda en el exterior, sino que viene
por lo que pasa en nuestro interior. Es una cuestión de elección.
Veamos
hacia el bienestar, que es un conjunto de factores de participan en la calidad
de vida de la persona y que hacen que su existencia posea todos aquellos
elementos que le den tranquilidad y satisfacción humana. Aunque esta es una
condición no observable directamente y con una carga de subjetividad propia del
individuo. Empecemos a contar lo que tenemos y no de lo que carecemos. Esto no
es más que un consejo y como todo consejo es como las mentadas de madre y las
llamadas a misa, cada quien sabe si las atiende o no.
Se
acaba el 2011 con muchas expectativas, miedos, fobias, sueños, en fin con
muchos sentimientos. Con cada paso del tiempo sentamos las bases para caminar
hacia adelante. Para mí hay mucho que rescatar, y como diría la canción “Yo no
olvido al año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas. Me dejo una chiva,
una burra negra, una yagua blanca y una buena suegra.”
Feliz
Año Nuevo
Eso si mi vida ya van unos años que el año te ha dejado una muy buena suegra je!! te amo!!!
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