miércoles, 22 de agosto de 2012

Del estúpido bordón o más que decir


Parezco disco rayado quejándome de todo lo que me pasa, pero tarde que temprano tengo que escupir todo lo que me hace cargar demás para poder aligerar un poco el peso. Odio el bastón, odio tener que cargarlo para todos lados, más bien no lo cargo, él me soporta a mí, pero de todos modos no me gusta usarlo. El consuelo que me queda es que es temporal.

Pero aunque tenga la firme convicción de que solamente por un espacio de tiempo determinado lo voy a necesitar, el sentimiento de frustración que me causa buena parte del tiempo no lo puedo soportar y cada vez el enojo es mayor.

Ya hace cerca de un mes que me muevo con ayuda del bastón, no tiene nada especial, no es de lujo, solamente es de aluminio con cuello de ganso y acabo brillante. Ni siquiera es el más caro del mercado, tampoco el más barato. Me dijo la mujer que me lo vendió que es el modelo más utilizado y vendido, ligero de diseño moderno, con un excelente agarre al piso y confortable en su manejo. Las vestiduras eran lavables y muy duraderas al uso y de muy bajo mantenimiento. Repuestos disponibles.

Mi bastón y yo. Bastante tengo con salir de la casa con mi portafolio, computadora portátil, llaves del carro y de la casa; recodar la cartera, el reloj, el teléfono celular, los lentes (eso no batallo en recordar, si no los traigo puestos no veo), a veces con mi termo para café, que no tomo café tomo té, mi sombrero para cubrirme del sol cosa (indispensable en este clima desértico) y ahora con el bastón. Estoy pensando mejor comprar una mochila para poder cargar todo, hasta parece que voy de viaje cada vez que salgo a la casa.

La mera verdad portar un objeto ortopédico para mi movilización es incomodo, lo que sí es un problema es la estúpida gente y servidores públicos que no tienen ni la mas mínima cultura de servicio. Existen muy pocos lugares donde los edificios públicos están diseñados para hacer la vida un poco más fácil para la gente con capacidades especiales (antes discapacitados o minusválidos, ningún termino me gusta, es difícil poder dar un término satisfactorio sin ser peyorativo), ni siquiera pueden respetar los cajones de estacionamiento reservados. Las rampas para sillas de ruedas son una verdadera trampa o una forma barata de montaña rusa.

Nos falta mucho para poder lograr ser una sociedad avanzada y plena. No quiero ni pretendo un trato privilegiado, solamente que tratemos con dignidad y respeto a todo ser vivo sobre la faz de la tierra. Tal vez estoy predicando en el desierto y mi voz no va a tener el eco que espero. Se y me consta que existe un gran número de organizaciones y en el planeta, y también se y me consta que no son suficientes para tal encomienda.

No hay voluntades suficientes, pero si hay manos suficientes. Dona algo de ti, no dones dinero, no existe dinero suficiente para cubrir todas las necesidades, y no todo es dinero; dona algo de tu tiempo, ni siquiera tiene que ser diario, puede ser cada quince días o un día a la semana, acércate a la institución de beneficencia o ayuda que más te guste y se voluntario tú y tu familia. 

Y ¿Qué hago yo? Yo seguiré trabajando con mis alumnos en la universidad como parte del departamento de Servicio Social, haciendo mi labor con los jóvenes, sensibilizándolos, tratando de romper esa resistencia al cambio. Esto es algo que me gusta mucho, y tengo la suerte de ver frutos al término de algunos meses.

Estoy plenamente convenido que esa es la forma en que mi bastón ya no pesara tanto. 

1 comentario:

  1. Teneis toda la razon; precisamente estabamos hablando de eso ayer, nos falta muchisimo para tener la educacion y la conciencia del respeto para todo el mundo. Triste pero cierto.

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