Por algún
hechizo de los gnomos del bosque, y creo que de todas la criaturas denominadas “gente
pequeña” como los hobbits, el orang pendek, chaneques, leprecons, y todos los demás,
han confabula en contra de la humidad por sus pecados y algo de haber hecho, algún
tipo de conjuro mágico, por que los lunes nada mas no puedo ni con mi alma.
Ya lo estuve
pensando muy seriamente y no veo la razón del porqué lo lunes sea tan pesado
levantarme y ponerme en acción. Y como no tengo ninguna explicación que no sea
del total de mi agrado, pues le tengo que dar una explicación un tanto cuanto
idiota, pero yo se que en el fondo a todos nos gustan las explicaciones inverosímiles
y fantásticas, aunque atenten contra de nuestro intelecto.
Otra vez es
lunes y se me ocurrió tratar de volver a la rutina después de unas dos semanas
que me tome licencia de varias actividades cotidianas; intente no bañarme ni
comer, pero no puede, lo único que alcance a lograr fue modificar un poco los
horarios, pero si tengo que confesar que hubo ciertas diligencias que por más
que quise, mi cuerpo me demandaba por lo menos un mínimo de esfuerzo para
logarlas.
Simplemente los
lunes no soy el mismo, ni los martes, ni los miércoles, creo que todos los días
de la semana mi nivel energético es diferente al día anterior y aun más
diferente al posterior. El lunes está muy lejos del viernes, por lo menos en
este momento se ve así. Los lunes parece que todo mundo se pone de acuerdo para
hacer el mismo trámite burocrático que tengo que hacer y todos a la misma hora.
Es lunes y no
hay nada que hacer, así transcurrirá el tiempo y mañana será otro día con otra nomenclatura
y sucesivamente hasta que el tiempo decida no correr más. ¿Cuánto falta para que
el tiempo se detenga? Ahora sí que no tengo ni la más remota idea de esas
cosas; además si se para el tiempo, nunca llegaría el día de pago, ni los
cumpleaños, ni días festivos, no esas celebraciones que tomamos de excusa para no
trabajar y desligarnos de nuestras responsabilidades.
Un tipo
australiano de nombre Tim Olds descubrió con un estudio que la noche que menos
dormimos es la que transcurre del domingo al lunes, algo que genera que
empecemos con una considerable falta de sueño. Muchos se acuestan a dormir tarde
el domingo porque no quieren dejar el fin de semana atrás. Desconozco como sean
las cosas en Australia, pero para América Latina, no hubiera tenido necesidad
de hacer ningún tipo de estudio.
Ahora si hay
quien duerme y descansa el fin de semana, el ejemplo extremo es en Corea, donde
los jóvenes duermen 4 horas y media durante la semana escolar, frente una media
de 13 horas de descanso nocturno en fines de semana y vacaciones.
Ya se, el "san lunes" a nadie le gusta, por eso el miercoles es el ombligo y el jueves lo vemos como "juebebes" jeje
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