Es domingo
estoy cansado y aparte desvelado, así que mientras intentaba levantarme de la
cama, mejor lo deje de intentar, era muy temprano y no le vi, de hecho no se veía
nada todavía, el caso de estar como alma en pena por la casa. Así que decidí
volverme a dormir. Cosa que no fue tan duradera, porque recordé que tengo que
hacer, como diría mi madre, “mis obligaciones”. Así que no me quedo más que
alejarme de mi cómodo y placentero descanso y activarme.
Y pensando,
cosa que trato de hacer habitualmente, eso digo yo pero a veces no estoy seguro
que lo esté haciendo bien, y se me hace que algo no está bien, lo único que se
me ocurrió escribir para el día de hoy fue sobre “flatulencias”. Al principio
no estaba muy convencido del tema, pero pues es domingo y es algo que, aunque
no siempre es agradable, si es algo que todos en algún momento del día, si del
día, vamos a tener que liberar.
Los gases son
realmente molestos y en ciertos casos hasta dolorosos, por ellos las personas
que son propensas a generarlos suelen tomar medidas en su ingesta de alimentos.
Según la Clínica Mayo, algunas verduras como la cebolla, la zanahoria, el brócoli,
el apio, la coliflor, el repollo, la coles de Bruselas junto con los bien
conocidas legumbres, dícese frijoles de los cuales la dieta del mexicano está
llena, suelen producir gases. Las frutas con mucha azúcar no se salvan, la
manzana, los plátanos, duraznos, junto con los jugos de frutas, son excelentes
productores de flatulencias. Lo mismo con los edulcorantes como el sorbitol y
manitol, que se consumen en lo chicles y caramelos, los más comunes son para
mitigar el mal aliento. Y para completar la lista, la comidas grasosas y las
bebidas gaseosas.
Según y asi lo
afirma, el Instituto Nacional de la Salud Digestiva y Diabetes de los Estados
Unidos, la mayoría de las personas, ahora si me tengo que incluir, producimos
entre 0.5 a 2 litros de gas al día, no tengo idea de cuánto es, pero suena que
es bastante. Estos gases los expulsamos en forma de eructos y flatulencias a
una media de 14 veces al día. Lo bueno y hay que aclarar, que la mayor parte,
si la mayor parte de estos gases no tiene olor, pero eso deja una menor parte
que sí tiene olor. Este no muy placentero olor es cortesía de las bacterias del
intestino delgado, que liberan compuestos gaseosos como el sulfuro al
descomponer los alimentos.
El gas del
tracto digestivo tiene como origen, ya sea el aire que nos “tragamos” al
masticar, y el gas que se produce cuando dentro del proceso de digestión, se “rompen”
los alimentos.
Se puede
tratar de reducir la acumulación y producción de gases diarios; hay que
puntualizar, se puede reducir no evitar, no hay forma en que un humano no
produzca gases, no importa quién seas, los vas a producir. Algunas recomendaciones
con beber agua y masticar despacio la comida. Evitar los productos lácteos si
eres intolerante a la lactosa.
Ahora sí que relájense,
suelten el cuerpo y no pretendan evitar lo inevitable. Y la mera verdad, como
dice el dicho popular o por lo menos así lo aprendí: “Mejor afuera que adentro.”
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