domingo, 24 de junio de 2012

Del Pacto con el diablo o por una guitarra


Un pacto con el diablo, trato con el diablo o pacto fáustico es un referente cultural muy extendido en la civilización occidental. Mucho debido a la leyenda de Fausto y la figura de Mefistófeles, pero común en todo el folclore cristiano. Según las creencias cristianas tradiciones sobre la brujería, el pacto quedaría establecido entre la persona y Satanás o cualquier otro demonio, de esos hay muchos se supone, todo por un favor a cambio de una alma. Un precio alto, un favor mortal por algo inmortal.

Entre los mas crédulos, cualquier logro aparentemente sobre humano se atribuía a un pacto con el demonio, y hay varios ejemplo en especial en la música.  Este es el caso de unos de los mejores guitarristas del mundo y cantante de blues, Robert Johnson, cuya leyenda habla de un pacto con el diablo.

Robert LeRoy Johnson nació en 1911 en Hazlerhurt, al sur del estado de Mississippi, nació de una relación casual y Robert ya entrado en algunos años pudo saber su verdadero apellido. Fue el undécimo hermano de una familia de color de la época y con muchos problemas de racismo.

Desde muy comenzó con el gusto por la música, tocaba el arpa y el armónica y a faltar a la escuela, y con problemas de vista, fue la excusa para abandonar sus estudios y dedicarse a la música, en la que mas bien era mediocre y en las mujeres, una pasión que lo obligo a huir y cambiar de nombre más de una vez ante los maridos celosos. En la adolescencia comenzó a tocar guitarra con nada de suerte.  

En 1929 junto a Virginia Travis su esposa encontró algo de estabilidad, pero en 1930 Virginia muere a los 16 años de edad en labor de parto. Desde ese momento Roberto volcó su vida y se refugió en el blues, y comenzó a viajar siguiendo a los grandes del blues y tocando sin éxito. Hasta que decide regresar a su pueblo natal, donde una viuda adinerada, Esther Lockwood, lo acoge como su hijo

Fue en este periodo cuando comienzan a sospechar que Robert, que nunca había tocado bien la música, comienza a ejecutar de manera perfecta la guitarra, tocar así de repente no podía ser otra cosa mas que el fruto de un pacto con el diablo.

La leyenda dice que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la actual autopista 61 con la 49 en Clarkdale, Mississippi, a cambio de tocar blues mejor que nadie. Espero en el cruce hasta la medianoche, con la guitarra en la mano, hasta que el diablo se la devolvió, las manos de Roberto solo tenían que deslizarse por el mástil para interpretar el mejor blues de la historia.

Decían los que alguna vez lo escucharon tocar en vivo que tenía algo de magia que los cautivaba. Siempre con los ojos fijos que miraban como poseídos, e incapaz de quedarse en un solo lugar. Su música y su fama crecieron a pasos agigantados, al igual que su leyenda. Hasta que un 13 de agosto de 1938, en Greenwood. Carolina del Sur, el diablo cobro su deuda. Roberto sedujo a la mujer del dueño del local donde esa noche tocaba, el “Three Forks” y le dieron una botella de whisky abierta. A mitad del concierto Robert dejo de cantar, dejo su guitarra a un lado y salió a la calle. Tres días estuvo delirando hasta que murió envenenado por la estricnina que contenía la botella de whisky el 16 de agosto, a los 27 años de edad, los mismos que extrañamente tenían al morir otras grandes leyendas de la música como Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobian. 

Leyenda, mito o realidad, a las tres, lo cierto es que Robert es considerado como el mejor bluesman y uno de los 5 más grandes guitarristas de la historia. 

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