Mi abuelo fue un hombre sabio que me enseño todo lo que debería saber sobre las mujeres, si no todo, por lo menos lo suficiente como para sobrevivir en un mundo donde el intercambio de pasiones, deseos, sudores y fluidos esta a la orden del día. Su sabiduría en cuanto a las mujeres no solamente era en cuanto al tema de la conquista sino también en la conservación y manutención de los amores, esto último lo intuí cuando haciendo unos cálculos rápidos, me di cuenta que ya tenía unos 70 años de casado con mi abuela, así que, algo bien hizo para durar tanto tiempo. Era sabio por la experiencia y no por la edad.
Por primera vez voy a develar algunos de sus secretos. El primero que me dijo fue:
-M´ijo. (Ese era yo, me decía hijo aunque era su nieto, pero el siempre me dijo hijo).
-Yo le respondía: “Dígame abuelo” (yo sí le decía abuelo)
-Usted no deje títere con cabeza.
Esa fue su primera lección, y desde entonces, procuro no dejar pasar oportunidad alguna. Pero luego me dijo, “no sea tan volada, no todas le van a hacer caso”. Y si también en el trayecto de la vida me di cuenta que no todas caen. Y complemento “pero nada más cuente las que sí, y nunca comente las que le dijeron no”. Y cuando estaba listo para salir a la calle a conquistar féminas agrego “No hay grandes secretos de don Juan”, “sea honesto, nunca juegue, no les mienta y pierda memoria de lo ocurrido”.
Supongo que algo me vio, o que puse alguna cara de decepción y luego me dijo “Usted no se preocupe, que con el tiempo y un ganchito, hasta las de arriba caen”. Entonces entendí que hay que ser paciente con las muchachas.
Pero una de las lecciones más valiosas para conquistar o por lo menos llegar a ser del interés de una muchacha fue: “Aprenda m´ijo a conversar y bailar” “al día de hoy, que ya son muchos los días vividos, hay mujeres que les gusta bailar, hay otras que les gusta platicar y hay a quien le gusta bailar y platicar”. Así que ante tal afirmación me propuse a platicar, cosa que hago bastante bien y a bailar, cosa que no haga muy bien, pero nunca deje a una dama sentada en un baile.
Y otra enseñanza de vida fue: “M´ijo cuando se case, no se case por una cara bonita ni por un buen cuerpo, tampoco que este tan fea. Cásese con una mujer de buen carácter. Al final lo bonito se les quita pero el carácter nunca.” Y continuó diciendo “Van a tener con los años estrías y celulitis, no les diga nada, no ve que son trofeos de batallas.” “Eso de tener criaturas, pos no es de la cosa sencilla.”
Mi abuelo era sabio, siempre puse en práctica sus preceptos, pero el que siempre me saco de apuros fue: “Nunca las contradiga m´ijo, al final ganan por aburrimiento”.
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