A muchas a
solo hecho de hablar o de siquiera comentar sobre rutina de vidas, nos da
escalofrío, espasmo y uno que otra sacudida. Pensamos que las rutinas de vida
son malas que no van con nosotros. Nos resistimos a caer en la monotonía de un
ciclo que parece interminable y que como todo buen ciclo, sólo sabe dar vueltas
y vueltas para llegar exactamente al punto de partida; si podemos establecer
cuál fue el punto de partido porque en un círculo cualquier punto es un punto
de partida.
Pero ¿qué tan
complicado es esto de las rutinas si solamente tenemos 7 días la semana y 24
horas en un día? De hecho no es tan complicado entrar en una automatización.
Tenemos lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Un día
para salir, otro para ir con la familia, otro para ir de compras, otro para
fornicar, otro para descansar, y así sucesivamente. En el peor de los casos 5 o
6 días de labor. Todo hecho semana tras semana, que son cuatro semanas al mes y
doce meses al año.
¿Y un día
común? Tenemos un tiempo para comer, para dormir, para ir al baño (incluye todo
lo que uno hace en el baño), para trabajar, para descansar, para hacer las
labores domesticas (lavar ropa, lavar baños, tender camas, hacer la comida,
todas esas cosas que no se notan pero que son indispensables en el buen
funcionamiento del hogar) para convivir en familiar; y sabes muy bien a qué
hora es todo y en qué momento va a suceder todo. Aparentemente escalofriante. Y
esto puede suceder por un número de años no determinado o hasta que las fuerzas
no nos alcancen más.
Pero dentro de
esta no transformación de la materia, hay una cantidad de cambios impresionantes;
sólo falta hacer memoria para darnos cuentas que aunque aparentemente no pasa
nada, hay cambios sustanciales en el estilo y forma de vida, a veces para
mejorar o a veces para empeorar, pero cambios al fin. No somos los mismos que
hace 5 años y mucho menos hace 10; no pongo el ejemplo de 1 año porque no
siempre nos damos cuenta de todo lo que se modifica en el entorno.
Es aquella
certeza de saber lo que va a pasar lo que nos ayuda a planear, se necesita de
esa aburrida rutina para sentir que estamos en una zona de confort donde
podemos solucionar todo y donde nos permite, y ¿por qué no?, hasta no pensar
mucho en lo que está pasando y dejarnos por un momento como autómatas. Dejar
que la vida fluya sin complicaciones.
Un ejemplo
tonto son las canciones que vuelven a ponerse de modo o los famosos “covers”,
por la sencilla razón que ya los conocemos, ya sabemos la música, la letra,
incluso sabes de antemano si nos gusta o no, o de verdad nos disgusta la canción.
La rutina no es tan mala, además no se peleen con la vida y anden todo el
tiempo en contra de todo y todos y tratando de ser el rebelde sin causa, porque
hasta eso se convierte en rutina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario